Cuidar tu vista: la mejor inversión en salud

A partir de la cirugía es posible corregir alteraciones o afecciones tan variadas como la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo, la presbicia o las cataratas.

Cirugía ocular
Cirugía ocular

Nuestra salud visual tiene una gran capacidad para influir en nuestras vidas. En la actualidad existe una amplia variedad de recursos que se enmarcan dentro de la medicina oftalmológica que permiten atenuar o incluso hacer desaparecer por completo los problemas visuales. Si de lo que se trata es de mejorar nuestra calidad de vida y eliminar todas las limitaciones que se derivan del continuo uso de lentes de contacto, la alternativa más efectiva es la cirugía ocular.

Uno de los grupos de técnicas más empleados es la cirugía láser y sus aplicaciones son amplias. A partir de la cirugía es posible corregir alteraciones o afecciones tan variadas como la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo, la presbicia o las cataratas. Todos ellos, problemas que pueden alterar en mayor o menor medida nuestra rutina y que a menudo condicionan nuestro futuro.

Es muy probable que, si cuentas con una edad superior a los 45 años, necesites llevar gafas a lo largo de todo el día. Esta dependencia puede revelarse como una alteración en nuestro estilo de vida porque muchas actividades o planes pueden hacerse de pronto inaccesibles. En otros casos, podemos notar que afecta a actividades ligadas a momentos de ocio, como practicar deporte o dar un baño despreocupado en la playa. Optando por una cirugía de miopía o de cualquier otro tipo, lo que hasta el momento ha estado fuera de tu alcance, puede convertirse en una realidad accesible.

La situación se torna especialmente dramática para todos aquellos deportistas cuyas deficiencias visuales se convierten en una seria dificultad para participar en determinados entornos y competiciones. Unas lentes de contacto pueden suponer un impedimento para practicar hockey, natación o fútbol. Pero también para desarrollar planes más moderados propios de las vacaciones como el esnórquel.

Como consecuencia, los defectos de visión, pueden llegar a tener un alto impacto perjudicial en nuestra calidad de vida. Además, el problema puede verse agravado cuando las afecciones requieren el uso de gafas gruesas pudiendo poner en riesgo la autoestima o la autoconfianza, especialmente en momentos más vulnerables como la adolescencia o la infancia.

Aunque unas gafas puedan considerarse un buen remedio instantáneo y con vistas a corto plazo, en realidad constituyen una inversión considerable a largo plazo. La necesidad de renovarlas y ajustarlas a nuevas graduaciones repetidamente a lo largo de nuestra vida puede revertir en costes significativos. Sin embargo, la cirugía ocular, en un sólo paso, puede significar una mejora generalizada en nuestra calidad de vida por lo que su coste pasa a convertirse en una inversión favorablemente amortizable.

En general, invertir en la salud visual optando por una cirugía ocular, puede revertir en una amplia cantidad de beneficios a largo y corto plazo. Algunos de ellos son:

  • Períodos muy reducidos: tanto la intervención como los períodos de recuperación que le siguen con significativamente cortos.
  • Recuperación de la vista sin necesidad de volver a utilizar lentes de contacto y rompiendo por tanto toda dependencia.
  • Buenos pronósticos: la cirugía visual ofrece grandes garantías de seguridad y, en la mayoría de los casos, es precisa y efectiva.
  • Recuperación de la calidad de vida perdida: la ausencia de unas gafas en nuestra vida cotidiana da alcance a proyectos y planes que antes estaban totalmente alejados de nuestras posibilidades. Además, ayuda a recuperar la confianza suponiendo en muchos casos una mejora estética considerable.

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