El consejo de administración de Endesa ha acordado el reparto de un dividendo de 0,5 euros brutos con cargo a las cuentas del ejercicio 2009, que se abonará el próximo 4 de enero, y que supondrá un desembolso de 530 millones, de los que un 92% (487 millones) irán a parar a las arcas de Enel.
Según aseguró la compañía que preside Borja Prado este desembolso se inscribe en la política de la eléctrica de repartir el 50% del dividendo ordinario entre los inversores del grupo, así como el 100% de las ganancias extraordinarias.
La decisión sobre el dividendo ha sido adoptada en un consejo de administración celebrado tras la junta general extraordinaria de accionistas, la primera con el organigrama surgido tras la salida a finales de junio de Acciona del capital de la compañía y la entrada de los nuevos consejeros nombrados por Enel, que controla en la actualidad un 92% de la eléctrica.
Durante la junta, se aprobaron cambios estatutarios y otras modificaciones a las que no se pudo dar salida en la junta de junio. Además, se designó a Gianluca Comin como vocal del consejo.
Tras la reordenación de su organigrama, Endesa trabaja en la revisión del plan estratégico, que espera presentar en el primer trimestre de 2010 y que incluirá las nuevas líneas maestras de la compañía en energías renovables.
Además hoy, la compañía matriz dijo que venderá una participación minoritaria de su filial de energía renovable en 2010. “Si las condiciones del mercado lo permiten la fecha no se retrasará más”, aseguró hoy el consejero delegado de Enel, Fulvio Conti, en una entrevista en video a Financial Times. La compañía transalpina podría deshacerse de hasta un 49% a través de una Oferta Pública de Venta de acciones (OPV) o con la venta a un inversor. También podría realizar las dos operaciones de forma simultánea.
Esta operación viene unida a un conjunto de estrategias (desde ampliaciones de capital hasta recortes de dividendos) que persiguen el mismo objetivo: reducir su elevado endeudamiento. La frenética política de adquisiciones de Enel, culminada con la compra de Endesa, ha disparado la deuda del grupo italiano hasta los 55.800 millones de euros, una cifra que representa el 26,1% del endeudamiento de todo el sector en Europa, según los cálculos elaborados a partir de los datos de Capgemini.
La situación financiera del grupo unida a la recesión económica internacional han puesto bajo presión a la compañía italiana y le ha obligado a adoptar medidas extraordinarias.
