Finanzas

¿Más cerca del final del efectivo? El mundo paga por primera vez más con tarjetas

Tarjetas de crédito

La proliferación de los medios de pago digitales y las restricciones impuestas por algunos gobiernos para la lucha contra la corrupción han provocado el histórico vuelco. Un futuro sin dinero en efectivo hubiera parecido ciencia-ficción no hace mucho tiempo. Sin embargo, son cada vez más numerosos los indicios de que esto podría ser real más pronto que tarde. Por primera vez en la historia, este año en el mundo se ha pagado más con tarjetas y aplicaciones digitales que con monedas y billetes.
 
Al término del año, los consumidores alrededor de todo el mundo habrán gastado unos 22,1 billones de euros en transacciones con tarjeta y medios de pago digitales. Una cifra que nunca antes había sido suficiente para rebasar los pagos efectuados en efectivo y que este año se quedarán en 21,54 billones de euros, según cálculos de la consultora especializada Euromonitor International.
 
En este vuelco de cifras, la progresiva extensión del uso de métodos de pago digital tiene la clave. El empleo cada vez más extensivo de estas herramientas, especialmente por el segmento de población conocido como millennials, ha contribuido en gran medida a que muchas transacciones de cantidades no muy elevadas hayan dejado de darse en sonante y hayan pasado a la esfera de lo únicamente contante, explican desde la firma de consultoría.
 
La proliferación de nuevas aplicaciones en este ámbito, pieza clave de la eclosión de las conocidas como fintech, así como el despliegue de nuevas herramientas digitales por parte de bancos y otros actores financieros de corte tradicional no es el único impulso que a lo largo de este año ha impactado sobre los pagos en efectivo. Las restricciones que en muchos países, fundamentalmente economías desarrolladas, se han fijado para las compras y transacciones en metálico han jugado también un papel clave en el adelantamiento de los plásticos bancarios.
 
El progresivo cambio que se ha venido gestando en los últimos 20 años se ha vuelto más “drástico” apoyado en estos dos factores. Aunque en España se han estudiado medidas en esta línea, no han salido adelante por debajo del límite ya establecido en 2.500 euros, pero países de nuestro entorno ya cuentan con medidas disuasorias de este tipo con el argumento de ayudar a prevenir el blanqueo de capitales y la economía sumergida. En este tono de discurso, Italia prohibió bajo el mandato del ex primer ministro Mario Monti pagos en efectivo por importes superiores a los 1.000 euros.
 
A pesar de estas iniciativas en latitudes más cercanas, hay que mirar hacia economías más distantes para encontrar a los abanderados de este cambio de tendencia que relega cada vez más la calderilla en el bolsillo. En Corea del Sur, se han venido implementando medidas para favorecer el uso de tarjetas de crédito y débito desde el año 1997, según destaca The Economist. En China, los suscriptores de aplicaciones de finanzas personales son tantos como los que tienen contratado algún tipo de servicio con alguna de las grandes entidades bancarias del país.
 
Este escenario no hace que sorprenda que la región Asia-Pacífico haya sido la región donde más fuerte ha crecido el pago por medios no físicos en el último año. Las compras con tarjeta y medios digitales sumaron 1,6 billones de euros más que el año anterior, según las cifras de Euromonitor, muy por encima del incremento de 178 millones de euros que ha tenido lugar en Norteamérica en este mismo ejercicio.
 
Desde enero de este mismo año, Dinamarca permite a las tiendas a negarse a aceptar el pago con efectivo y el Parlamento de este país nórdico se ha fijado el objetivo de acabar con todo el dinero físico para el año 2030. El ejemplo es paradigmático para el caso, pues si hace 20 años más del 80% de los daneses compraba en metálico, el porcentaje ha caído hasta apenas un 25% en la actualidad. Además, casi uno de cada tres ciudadanos ni siquiera usa ya la tarjeta, sino aplicaciones para dispositivos móviles.
 
La historia se repite en otro país de su entorno, Suecia. El banco central del país, el más antiguo del mundo, se plantea la creación de una divisa digital para reemplazar por completo su corona física después de haber constatado que el uso de efectivo se ha desplomado un 40% en el país desde 2009. Mientras tanto, el Banco Central Europeo (BCE) y otros gigantes monetarios de escala mundial como el emisor indio han anunciado o puesto en práctica la retirada de sus billetes de más alta denominación.

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