Economía

La fortaleza de los bancos españoles les pemite aprovechar la liquidez del BCE para sortear el cierre del mercado interbancario

La banca española preparó concienzudamente el reto que suponían los vecimientos de las facilidades a un año que se iban a producir en julio (442.240 millones de euros), lo hizo durante los meses de mayo y junio. Pudo hacerlo porque disponía de los colaterales con la suficiente calidad, a diferencia de lo que le ocurrió a otras entidades europeas, al menos hasta que el Banco Central Europeo (BCE) no decidió abrir la mano y aceptar también colaterales más dudosos, como la deuda griega.

La deuda de los bancos españoles ante el alcanzó en junio 126.300 millones de euros, la cifra más alta desde 1999, cuando el Banco de España comenzó a publicar estos datos. Respecto a junio de 2009, el monto total de la deuda creció un 78,6%, mientras que frente a mayo de este mismo año, el alza es de 47,5%. El monto total prestado por el BCE en la zona euro está en retroceso, a 496.690 millones de dólares en junio contra 518.600 millones el mes anterior.

De este modo, el sistema financiero español se anticipó a las dos subastas de infarto que tuvieron lugar a principios de julio y que el mercado iba a mirar con lupa. En la primera el organismo que preside Jean Claude Trichet adjudicó 131.933 millones de euros a un tipo fijo del 1% a los bancos de la eurozona con un plazo de vencimiento de tres meses. Un día después prestó a los bancos comerciales 111.237 millones de euros al 1% durante seis días.

Sin embargo, durante el mes de junio, el uso de la facilidad de depósito del BCE de la banca española se redujo a casi a la mitad, hasta los 9.640 millones de euros, desde los 18.150 millones de mayo. Según ha señalado Luca Mezzomo, analista de Intesa Sanpaolo, a la agencia Dow Jones, este descenso puede reflejar no sólo necesidades de liquidez, sino también un uso más rentable de los excesos de liquidez, beneficiándose del diferencial de tipos de interés con la deuda soberana de los países europeos.

Fuentes del sector bancario español han recordado a EL BOLETÍN que el sector financiero español, tanto bancos como cajas de ahorros, se limitan a hacer uso de un mecanismo puesto a disposición por el BCE debido al congelamiento de los mercados privados de financiación.

En ese sentido, el sector financiero español, orientado siempre hacia un modelo de banca tradicional minorista, dispone de gran cantidad de activos intercambiables por liquidez, al haber evitado involucrarse en productos complejos. Además, les ha permitido evitar tener que ser intervenidos por los Estados centrales, que desde que se inició la crisis se han visto obligados a seminacionalizar algunos de los hasta hace poco mayores bancos del continente.

El BdE suele publicar estas cifras en la segunda semana de cada mes, lo que ha hecho que en este caso haya coincidido con el Debate sobre el estado de la Nación.

La información ha aparecido también el mismo día que la agencia S&P ha ratificado, como estaba previsto, los ratings de Banco Santander y BBVA, los dos principales bancos españoles, en AA y A-1 respectivamente. En el caso de la entidad cántabra, estos analistas quieren destacar su negocio fuerte, su sólida cuota de mercado y su buena diversificación geográfica. Por su parte, en el caso de BBVA, la decisión de S&P responde a un negocio de franquicias fuerte en los mercados clave y a una estrategia conservadora.

Además hoy, Goldman Sachs aseguró que entidades españolas saldrán reforzadas de la publicación de las pruebas de estrés de la banca europea y que las incertidumbres del mercado se desviarán hacia la banca alemana.

El bancode inversión centra su atención sobre las entidades financieras germanas porque su tasa de endeudamiento es elevada, o al menos, superior, a la de España. “Los tests de estrés deberían quitar el foco sobre los bancos españoles, principalmente de los grandes e internacionales, que cuentan con financiación segura”, afirma en una nota.

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