Economía

Los planes de Guindos para La Caixa y Kutxabank provocan un nuevo conflicto con Mas y Urkullu

El ministro de Economía, Luis De Guindos, ha encontrado en las “fundaciones bancarias” una nueva figura con la que evitar que las pocas cajas supervivientes de la reestructuración del sector, como Kutxabank y La Caixa, pasen a estar bajo la tutela de las autonomías. La medida amenaza con volver a tensar las relaciones entre el Ejecutivo y los gobiernos nacionalistas que encabezarán Artur Mas e Iñigo Urkullu.

El ministro de Economía busca fórmulas para burlar a Bruselas y permitir que entidades sanas como La Caixa, Kutxabank, Ibercaja o Unicaja puedan mantener en la medida de lo posible el control de los bancos a los que traspasaron sus negocios financieros, a pesar de que el Memorándum de Entendimiento (MoU) establece lo contrario.

En esa línea se entiende la conversión de esas cajas en una nueva figura denominada fundaciones bancarias que, matando dos pájaros de un tiro, también permitirá al Ejecutivo sacar a La Caixa y Kutxabank de la órbita de los nuevos gobiernos nacionalistas que instaurarán en Cataluña y País Vasco los recientemente elegidos Artur Mas e Iñigo Urkullu.

Aunque su creación todavía está abierta a nuevas negociaciones, todo parece indicar que estas nuevas fundaciones dependerán directamente de la supervisión del Banco de España, con lo que podrán mantener su independencia de las autonomías. La maniobra de Guindos, según se comenta en los corrillos financieros, cuenta con el beneplácito tanto del presidente de La Caixa, Isidro Fainé, como de su homólogo al frente de Kutxabank, Mario Fernández, que prefieren quedarse al margen de los dictados políticos.

No obstante, la polémica está servida. El primero en abrir fuego ha sido el presidente del PNV en Vizcaya, Andoni Ortuzar, que advirtió recientemente de que se opondrá “con uñas y dientes” a que por “vía legislativa” se pierda el “carácter vasco y social” de Kutxabank.

Ortuzar ha asegurado que sólo ve a Kutxabank “en Euskadi, trabajando por Euskadi, para la ciudadanía vasca, creando riqueza, ayudando a repartirla de la mejor manera posible” así como con una obra social “muy pegada a la realidad y a los problemas de su entorno, de su país”.

La conversión también conllevará un sacrificio para las cajas, que se verán obligadas a reducir significativamente su participación en los bancos a los que traspasaron sus negocios financieros. Aunque aún no hay una cifra exacta, en los mercados se especula con que deberán controlar menos de un 50%.

En ese sentido, La Caixa controla actualmente un 61,5% de CaixaBank tras la salida a Bolsa y la compra de Banca Cívica, pero las cajas vascas poseen en 100% de Kutxabank. Lo mismo ocurre con Ibercaja y Unicaja, si bien estas dos reducirán ligeramente sus participaciones si finalmente cierran las compras de Caja 3 y Caja España-Duero, respectivamente. Otro punto de conflicto con las cajas se producirá ante la obligación del Gobierno de que los consejeros del banco no sean los mismos que los patronos de las fundaciones.

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