Economía

Goodbye…

Ni George Soros ni su familia quieren dar detalles sobre sus inversiones. Para evitar que los reguladores indaguen en sus movimientos, el afamado especulador ha decidido transformar su hedge fund, Soros Fund Management, en una entidad de características familiares que no sufra el escrutinio de la nueva normativa que entrará en vigor en marzo de 2012.

Soros, no obstante, quiere cerrar el ciclo dando un gran golpe al euro. Según han asegurado algunas fuentes cercanas al Gobierno heleno a El BOLETÍN, el inversor, amigo personal del primer ministro griego Yorgos Papandreu, controlaría actualmente entre un 90% y un 95% de los CDS (seguros frente al impago de la deuda) de Grecia.

En otras palabras: que el inversor de origen húngaro tiene en su poder un suculento paquete de productos derivados que, a día de hoy, podría ofrecer a su fortuna personal grandes beneficios si el país mediterráneo entra en modo de impago aunque sea durante una milésima de segundo.

Teniendo en cuenta los antecedentes de Soros, que se hizo famoso el 16 de septiembre de 1992 tras lograr situar al Banco de Inglaterra en posición de quiebra técnica tras devaluar la libra esterlina con movimientos especulativos (aquél miércoles negro, tal y como se conoce en los ambientes financieros esa fecha, Soros ganó 1.000 millones de dólares), son muchos los que opinan que tamaña presencia en el mercado de CDS griegos tiene tras de sí intenciones nada halagüeñas para la economía de este país.

Una opinión ésta que gana credibilidad en los mercados tras las últimas estimaciones de las agencias de rating, que, lideradas por Fitch Ratings, decidieron el pasado viernes otorgar a Grecia una nota de RD. Estas siglas son el equivalente a una declaración de default selectivo que podría hacer de efecto llamada a los tenedores de estos derivados -es decir, sobre todo a Soros según los porcentajes arriba publicados- para solicitar sin demora su cobro en efectivo.

Si la maquinaria se pone en marcha, las compensaciones a las que tendría que hacer frente la banca parecen ser incalculables y ya se habla de que un sólo banco europeo tendría que responder por hasta 25.000 millones de euros, según algunos rumores que circulan estos días por los mercados.

Ante esta situación, la organización que controla los CDS más transparentes, la Asociación Internacional de Derivados y Swaps (ISDA, por sus siglas en inglés), ha confirmado a este periódico que tan pronto como los inversores reclamen un dictamen del organismo sobre si existe un impago real que implique el cobre de los seguros o no se reunirá su consejo europeo de trabajo.

Sólo la porción más transparente de estos seguros CDS, registrados y regidos por una regulación internacional de cuya coordinación y control se encarga la ISDA, asciende a 4.800 millones de dólares, según los datos de la propia asociación. Sin embargo, la cuantía de los pagos a los que podrían enfrentarse los bancos europeos por éstos y otros productos negociados en los mercados OTC -no regulados- sobre los papeles de deuda del país intervenido podría alcanzar cifras de vértigo que lastraría sin remedio sus cuentas.

Y así lo han señalado y subrayado diversos expertos; algunos de ellos han vaticinado incluso que el impacto de un default en Grecia podría afectar severamente, a través de estos oscuros mercados y sus en muchos casos indescifrables caminos, a los ahorros de más de 50 millones de familias estadounidenses. ¿Y quién se beneficia de ello? Los especuladores que tienen estos productos en su poder, con Soros ocupando un lugar destacado entre ellos.

Así que es probable que sea tras un posible segundo golpe maestro de este calibre cuando el actual activista político del presidente Barack Obama -tal y como le definen otros especuladores financieros-, que cumple 81 años de edad la semana que viene, decida cerrar en apariencia el negocio para evadir las nuevas regulaciones que se avecinan.

En apariencia porque, según ha informado la agencia Bloomberg, lo que pretende Soros es convertir el fondo (que gestionaba 17.750 millones de dólares) en un negocio familiar que gestione tan sólo su propio patrimonio y el de su familia (el cual puede haberse incrementado sustancialmente en los próximos meses si Atenas declara su incapacidad de pagar la deuda aunque sea un instante).

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