Economía

La intervención de la CAM mete presión al resto de las cajas con problemas

La decisión tomada por el Banco de España el pasado viernes de intervenir la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) ha supuesto un toque de atención para el resto de entidades en problemas, que se apresuran a buscar soluciones que les eviten el mal trago de caer en manos del supervisor, hecho que supondría el cese de sus actuales gestores.

Una de las que se encuentra en una situación más delicada es Unnim. El grupo formado por la integración de las Caixas de Manlleu, Sabadell y Terrassa, necesita urgentemente 568 millones de euros para cumplir con el nuevo mínimo de solvencia. Fuentes de la entidad catalana han reconocido a EL BOLETÍN que han contactado con varios grupos para una fusión. La entidad, que hoy mismo ha votado en su asamblea la transferencia del negocio a un banco (Unnim Bank), busca grupos que “se complementen” a ella, en lo que se refiere a red de oficinas y obra social, con el objetivo de minimizar todo lo posible los daños colaterales que conlleva toda fusión.

El novio ideal, y no sólo para Unnim, es Ibercaja. La caja que preside Amado Franco es junto a las pequeñas Caixa Ontinyent y Caixa Pollensa la única que se ha mantenido al margen del proceso de reestructuración, aunque ya ha creado un banco con el objetivo de aprovechar las oportunidades que surjan en el mercado. Con un core capital del 9,7% (10,23% de capital principal creado por el Gobierno), Ibercaja, a diferencia de la mayor parte del sector, puede permitirse ser selectiva en las compras que haga. Por ello quizás, en los últimos meses le han salido varias novias, entre ellas la propia Unnim e incluso la CAM.

Mientras se mantienen las negociaciones, Unnim intenta trasmitir tranquilidad, ante la esperanza de que el Banco de España espere a que pase agosto para realizar las inyecciones de capital que sean necesarias. El grupo catalán ya recibió 380 millones de euros del FROB 1 a través de participaciones preferentes a un interés del 7,75%.

Otra caja entre la espada y la pared es Caja España Duero, que en su caso busca en Unicaja, la caja más solvente del sector, al caballero blanco que la salve de las garras del Banco de España. La entidad castellana necesita 463 millones de euros para cumplir con los requisitos de solvencia, y esta integración solucionaría sus problemas de capital. Sin embargo, en las últimas semanas se ha estancado el proceso y parece no avanzar, lo que ya ha generado nerviosismo en las plantillas, tal y como ya publicó este medio.

En el caso de Novacaixagalicia, tras la creación la semana pasada del nuevo banco, la intención es combinar la entrada de inversores privados con las ayudas del FROB. Con un déficit de capital de 2.622 millones de euros (200 menos de los que presentaba la CAM), el Banco de España podría controlar una participación mayoritaria en la entidad gallega incluso contando con los inversores privados.

En una situación de mayor tranquilidad, o resignación, se encuentra CatalunyaCaixa, que ya ha confirmado que cubrirá por completo sus necesidades de capital, 1.718 millones de euros, con ayudas públicas, si bien las repartirá entre participaciones preferentes (FROB 1) y acciones (FROB 2). El grupo catalán confía en devolver todas las ayudas en unos dos años.

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