La crisis de Bankia

Guerra interna entre los trabajadores de Caja Madrid y Bancaja por los futuros despidos en Bankia

Oficina de Bankia

Malestar entre los antiguos trabajadores de Caja Madrid por el ajuste de plantilla que conllevará la nueva entrada de ayudas públicas en Bankia. En los corrillos circulan rumores de que hasta 10.000 empleados podrían perder sus puestos y será este colectivo el que asuma la mayor parte del ajuste, al ser la caja madrileña la de mayor tamaño, cuando en ciertos círculos se culpa sin disimulo a Bancaja de la actual situación del banco.

Fuentes del mercado han confirmado a EL BOLETÍN que en estos momentos se está hablando del plan de reestructuración de la entidad, que además de un ajuste de la plantilla conllevará el cierre de sucursales y las ventas de activos. No obstante, todavía no hay nada cerrado, entre otras cosas, por la cantidad de interlocutores en estas conversaciones (Banco de España, Gobierno, Bruselas y FMI) que hacen que el avance del proceso para dibujar la nueva Bankia sea muy lento.

Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de Bankia, surgió de la fusión de Caja Madrid, Bancaja y otras cinco entidades de menor tamaño (cajas de Ávila, Segovia, La Rioja, Insular de Canarias y Laietana). Cuando se llevó a cabo este proceso, se aprobó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 3.700 trabajadores, el 16% de la fuerza laboral, lo que redujo la plantilla hasta cerca de 21.000 empleados.

No obstante, las condiciones que ofreció Bankia fueron generosas: los trabajadores de 55 años que se acogieron a las prejubilaciones recibieron el 95% del sueldo del último ejercicio y los que se acogieron a las bajas voluntarias cobraron una indemnización de 45 días por año trabajado. El nuevo ajuste será mucho más duro, con la amenaza pendiente de aplicar la reforma laboral del Gobierno de Rajoy a rajatabla.

Es en este punto donde surgen las fricciones entre los trabajadores. En los corrillos de los empleados de la antigua Caja Madrid se comenta que de no haberse llevado a cabo la fusión con Bancaja, la caja madrileña se encontraría ahora mismo en una situación seguramente delicada, pero no tan grave como la actual, en la que Bankia, pese a los rescates recibidos hasta ahora, necesita 24.743 millones de euros para cumplir con el test de estrés de Oliver Wyman.

No obstante, en otros círculos se quita hierro a este descontento, que se atribuye a casos aislados, y se pone énfasis en que el objetivo ahora es mirar a futuro sin detenerse en las rencillas pasadas, más propias del momento de la fusión en sí que del actual. En todo caso, sí existe coincidencia en señalar que existe cierta expectación sobre las medidas que habrá de tomar Bankia una vez que Bruselas anuncie su dictamen.

Se puede considerar que el proyecto de fusión entre Bancaja y Caja Madrid fue más político que económico, ya que conllevaba la creación de una gran caja del PP, que uniese los dos feudos más representativos de los populares: Madrid y Valencia. Pero pronto se demostró que el proyecto no era viable, especialmente por el agujero que existía en Bancaja dada su alta exposición al sector inmobiliario.

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