Economía

Las preferentes de Novagalicia se convierten en una ‘bomba de relojería’ para un Feijóo en horas bajas

El escándalo de las participaciones preferentes de Novagalicia amenaza con convertirse en una ‘bomba de relojería’ para el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que no pasa sus mejores momentos tras las polémicas fotos con un ‘narco’. Los afectados por las preferentes de la entidad gallega se han convertido en los más belicosos, con continuos actos de protesta que ya han alcanzado a Feijóo.

Los afectados por las preferentes ya han boicoteado algunos actos públicos de Feijóo, el último en el Parador de Bayona, y cada vez tienen más eco dentro de la sociedad gallega. La semana pasada, el PP logró evitar que el presidente de la Xunta tuviese que comparecer en el Parlamento, tal y como querían los grupos de la oposición, para hablar sobre las preferentes y la situación del sector financiero gallego.

Feijóo, principal impulsor de la fusión de Caixanova y Caixa Galicia, fue el primero también en apostar por los arbitrajes como medida para solucionar los casos de los pequeños ahorradores atrapados. No obstante, el proceso no ha sido tan rápido ni transparente como hubiesen querido los afectados, lo que también ha despertado numerosas quejas. Ayer mismo, un colectivo de Orense solicitó una mayor transparencia en los criterios de los arbitrajes, que llegaron a señalar que realizan “al azar”.

Los tenedores que no puedan recuperar el dinero a través de los arbitrajes deberán soportar una quita considerable. Los descuentos serán del 43% para las preferentes, del 41% para la deuda subordinada perpetua y del 22% para la subordinada a vencimiento. En estos últimos títulos, los tenedores podrán optar también por un canje a través de un depósito bancario tradicional con el mismo vencimiento y con un descuento sobre el nominal del 1,5% mensual hasta la fecha de vencimiento de la emisión.

La entidad que preside José María Castellano tiene en circulación más de 2.000 millones de euros en títulos híbridos, de los que unos 900 millones corresponden a participaciones preferentes y el resto a deuda subordinada.

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