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Los internautas, aterrorizados por la vigilancia de las descargas

La idea de que los usuarios que utilizan los servicios para compartir archivos entre ellos de manera ilegal, como eMule, Ares o BitTorrent (peer to peer o P2P, en inglés), y se descargan a través de él películas o canciones sean vigilados por terceros, es algo que despierta el temor entre los internautas.

Con los servicios de descarga directa o hosting cerrando sus páginas para no incurrir en delitos de violación del copyright (el más reciente, Filesonic), los gestores de P2P se han convertido nuevamente en una alternativa a tener en cuenta, aunque no en una segura para los infractores. En primer lugar porque, al contrario que sucede con las descargas directas, el P2P supone dejar el ordenador ‘abierto’ al intercambio con otros terminales.

Según un estudio publicado por la Universidad de Birmingham, esto es lo que sucede en el caso concreto de BitTorrent. En el 40% de los casos, sólo hacen falta tres horas de conexión a este servicio para que las IP de los visitantes queden registradas por parte de distintas compañías. Y este control se intensifica cuanto más popular es el contenido que se descarga y no distingue entre usuarios habituales del servicio y aquellos que sólo lo hayan utilizado una vez.

En declaraciones a la BBC, los investigadores de la Universidad de Birmingham al cargo de este completo estudio, de una duración de tres años, han confirmado que existen aproximadamente 10 empresas que se dedican a rastrear y registrar las descargas efectuadas con estas herramientas.

Varias de ellas son organizaciones en defensa de los derechos de autor, firmas de seguridad y de análisis que podrían utilizar estos datos para su venta a terceros. Sin embargo, la mayor parte de éstas son imposibles de identificar y se desconocen sus intenciones, indican los investigadores al medio.

La presentación de este estudio en el evento SecureComm de Padua, Italia, coincide con la alarma que ha sacudido Internet en los últimos días a raíz de un grupo de hackers que podría haber vulnerado la seguridad del FBI para obtener datos personales de números de identificación de terminales de Apple.

La idea de que los datos de los usuarios no sólo no están protegidos, sino que además se recolectan sin su permiso, desata la alarma entre los usuarios que tampoco pueden confiar en los conocidos como ‘blocklist’, o sistemas de bloqueo para evitar la monitorización, ya que no estaban funcionando correctamente según el estudio.

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