Los legisladores irlandeses aprobaron hoy la creación de un “banco depósito” que concederá a las mayores entidades del país 54.000 millones de euros para relanzar su actividad en materia de préstamos, según ha confirmado a EL BOLETÍN el Departamento de Finanzas del Gobierno irlandés.
La puesta en marcha de un depósito estatal que otorgue 54.000 millones de euros, lo equivalente a una tercera parte del PIB de Irlanda, estaría destinada a “sacar a los bancos de la crisis”.
Según las autoridades irlandesas consultadas por este medio, “este proyecto de ley se aprobará hoy”. Según varios expertos, esta medida es “la apuesta financiera más importante de Irlanda en su historia moderna”, tal y como afirmó Eoin Fahy, analista de KBC Asset Management en Dublín a la agencia Bloomberg.
Este proyecto, conocido como NAMA (National Asset Management Agency) estará destinado a promover los préstamos de los grandes bancos del país del trébol, que en la actualidad se ven invadidos por la deudas de carácter tóxico. En cualquier caso, todo el programa dependerá directamente de la Agencia Nacional del Tesoro, aunque actúe como una institución comercial independiente.
El ministro de Economía y Finanzas irlandés, Brian Lenihan, buscará de esta forma terminar con la crisis que ya se ha cobrado una bajada del 70% en la Bolsa del país y que ha implantado el valor de los bonos en su precio más alto desde hace como mínimo una década, además de destruir la fama de Irlanda como la economía más dinámica de Europa.
Los mayores beneficiados de este proyecto de ley serían las dos entidades más importantes de la isla: Bank of Ireland y Allied Irish Banks Plc. Para los bancos, esta medida “asegura la supervivencia”, además de fortalecer la confianza de los inversores en la banca irlandesa, según los expertos.
La oposición política de Irlanda ha criticado la medida de forma generalizada alegando que las entidades beneficiadas no utilizarán el dinero como pretenden las autoridades, y en cambio lo mantendrán mientras continúan fomentando los préstamos tóxicos en una segunda oleada de esta misma práctica, aunque esta vez con mayor impunidad.
