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La reforma sanitaria de Obama, clave para el futuro de General Motors

La reforma sanitaria que promueve Obama podría beneficiar a General Motors (GM) al facilitar un pacto del gigante norteamericano con los sindicatos que le permitiría recortar un 30%, según algunas estimaciones, del coste de la asistencia sanitaria de sus jubilados. Algunos observadores creen que el futuro pasa por conseguir que las acciones de Motors Liquidation (con ticker MTLQQ.PK) marquen un precio que permita el regreso a Bolsa de GM.

Estos títulos que se cotizan en mercados no regulados son los que han permanecido en cartera de algunos inversores después de que la compañía de Detroit dejase de cotizar en Wall Street. A día de hoy su valor es de 0,65 dólares, casi un 241% más alto que su mínimo en lo que va de año. Todavía está lejos de los cinco o seis dólares por título que serían necesarios para completar la estrategia. Para conseguirlo hace falta Opel.

Según David Shepardson, uno de los principales expertos estadounidenses del sector, “Opel es parte de la estrategia global de General Motors”. “General Motors necesita la tecnología que desarrolla Opel”, aclaró a EL BOLETÍN Shepardson. “Además, Europa es un gran mercado y Opel es la presencia de General Motors ahí, así que no puede permitir perder la marca”, añadió el columnista de Detroit News.

La recuperación de la automovilística comenzó con la aprobación en junio en el Tribunal Supremo de EEUU de la toma de control de Chrysler por parte de Fiat. Antes de que esta decisión fuese tomada General Motors (GM) era una firme candidata a hacerse con activos de Chrysler.

Con la entrada de Fiat, GM pudo centrarse en mantener su propio motor europeo; Opel. Un mes después, en julio, la automovilística pudo informar de su salida de la bancarrota. Una de las primeras decisiones fue conservar la compañía alemana, pero el anuncio no pudo hacerse de un modo oficial hasta que la reforma sanitaria de Obama empezó a resultar viable. Además, GM esperó para ver qué daba de sí la negociación entre Magna y los Estados europeos que tenían plantas de fabricación de la compañía.

Ahora, GM quiere deshacerse de algún lastre. Por el momento es incapaz de vender Saab, la automovilística sueca que controla desde hace dos décadas. Todo parecía indicar que el acuerdo era factible con Koenigsegg, una compañía sueca de tamaño reducido que fabrica coches de lujo, y que creía tener el potencial necesario.

Sin embargo, ayer Koenigsegg se retiró. Según informó la compañía, varios retrasos en las negociaciones y la negativa de Suecia de apoyar económicamente la venta fueron los factores decisivos. El Ejecutivo sueco se comprometió en un primer momento, pero puso un límite de 400 millones de dólares a su participación.

Según fuentes cercanas a GM, citadas por Dow Jones, los trece miembros del consejo de la automovilística se reunirán la próxima semana para tratar el futuro de Saab, una compañía que según Shepardson “no aporta nada realmente” a GM. La sueca no va a alcanzar, según las perspectivas, las 50.000 ventas en 2009, lo que supone menos de un 1% de las ventas totales de la norteamericana. General Motors adquirió Saab hace 20 años por 700 millones de dólares.

Automotive Industry Holding, el consorcio chino que iba a participar como socio minoritario de Koenigsegg en la operación de Saab, aún está disponible para acompañar otro desembarco. Sus portavoces han dicho que la compañía podría evaluar incluso hacerse con Saab en solitario, tras la retirada de la compañía nórdica.

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