La banca alemana, ¿la gran beneficiada de la prórroga del Comité de Basilea?

Sede de Deutsche Bank

Alemania y Suecia encabezan la oposición contra el ‘suelo de capital’ que se quiere imponer a la banca para que sea más prudente en la medición de riesgos. El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea anunciaba ayer que posponía la reunión prevista para el próximo 8 de enero, en la que esperaba completar la reforma de la regulación bancaria. Esta prórroga supone un respiro para los bancos europeos, especialmente entidades alemanas como Deutsche Bank y Commerzbank, que utilizan unos modelos de medición de riesgos que chocan con los que se quieren imponer.
 
El principal punto de fricción en el Comité de Basilea es el desacuerdo en las medidas que pretende impulsar para impedir que los bancos adopten sus propios modelos de cálculo de riesgos de sus créditos, estableciendo lo que se ha venido a denominar ‘suelo de capital’. En el sector financiero europeo se teme que esto signifique de facto nuevas exigencias de capital más altas en un momento complicado para el negocio por el escenario de bajos tipos de interés.
 
Según publica Bloomberg, Deutsche Bank y Commerzbank se verían más afectados más que la mayoría de los grandes bancos e incluso podrían tener que recaudar capital adicional, si finalmente se decide imponer este ‘suelo’. Según los cálculos de la agencia estadounidense, los activos ponderados por riesgo de Deutsche Bank equivalen a sólo el 28% de su balance, en comparación con el 50% de los seis mayores bancos de EEUU.
 
Los bancos alemanes dicen que es porque sus activos son menos arriesgados, una opinión apoyada por miembros del Bundesbank, pero la opinión al otro lado del Atlántico no es la misma.
 
Los ‘suelos’ propuestos se calcularían sobre la base de ponderaciones de riesgo estándar determinadas por los reguladores. A un bono corporativo ‘AAA’ se le asigna una cierta ponderación dondequiera que se emita, al igual que a una hipoteca residencial. Un compromiso que parecía prometedor el mes pasado fue fijar este ‘suelo’ en el 75%, lo que se traduce en que un banco puede utilizar sus modelos internos para determinar el riesgo, siempre y cuando sus cálculos no se sitúen por debajo del 75% de los que den las fórmulas estándar para estos activos.
 
En ese caso, la versión estándar se convertiría en la base para calcular la cantidad de capital que el banco necesitaría tener. El rango originalmente propuesto se situaba entre el 60% y el 90%.
 
No sólo Alemania se ha opuesto a este sistema. También lo ha hecho Suecia, cuyos bancos tienen más hipotecas residenciales que los de otros países. El mercado de vivienda históricamente estable de Suecia hace que estas hipotecas sean menos arriesgadas de lo que sugieren las fórmulas estandarizadas, argumentan reguladores y bancos suecos.
 
Otro país en el que las hipotecas tienen mucho peso en los balances de la banca es España, que no obstante se ha mantenido al margen de la polémica. La razón, las exigencias más estrictas que ha impuesto históricamente el Banco de España para exigir mayores ponderaciones de riesgo en los cálculos internos de las entidades.
 
Japón y Francia se opusieron inicialmente a los cambios de Basilea, pero silenciaron su oposición tras alcanzarse el compromiso de fijar el suelo en el 75%, ahora otra vez en duda.

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