Las perspectivas eran optimistas durante las horas previas al anuncio de que la UE intervendría en Grecia. No obstante, parece que los Veintisiete pierden influencia. Tras confirmar un acuerdo, los mercados financieros de la Eurozona se han vuelto a desplomar.
La excusa presentada por los operadores para explicar este fracaso a la hora de inyectar confianza ha sido el anuncio en sí. Se esperaba a los jefes de Estado, y ha aparecido en su lugar el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, para confirmar un “acuerdo” entre las potencias. Algo que ya prácticamente se sabía, sin añadir ningún detalle. Al parecer, se requería algún `peso pesado´ para tranquilizar el sistema financiero de la Eurozona. Pero ni Ángela Merkel, ni Nicolas Sarkozy, ni tan siquiera José Luís Rodríguez Zapatero, mandatario del país que preside actualmente la Unión Europea (UE), España, han sido los encargados la confirmación.
Pero tanto el euro, que ha amanecido por delante del dólar, como los mercados bursátiles, se lo han tomado de otra manera. Por este motivo, si bien durante la espera del anuncio se mostraban entre cautos y optimistas, tras el mismo las principales bolsas europeas han caído en picado. Todas salvo Londres, a la que ha mantenido en terreno positivo la industria minera. Francfort, París y el EuroStoxx caían en torno al 1% tras haber amanecido planas. El Ibex 35, mientras, caía un 2,18% a las 16.00 horas.
Wall Street, al poco de su apertura, también ha comenzado a caer un 0,60%. El euro también ha perdido valor tras el anuncio.
La especulación sobre cuál será la ayuda que la UE brindará a Grecia encuentra en los bancos centrales una de las posibilidades más viables.
Algunos expertos consideran que estos organismos pueden pretender comprar deuda soberana griega. En cualquier caso, de momento, lo único cierto es que la ayuda no utilizará fondos del FMI.
El diferencial de rentabilidad de la deuda pública griega respecto al bund alemán se estrechó el jueves por las crecientes expectativas de un paquete de rescate para Grecia. El diferencial se ha reducido en dos semanas a unos 260 puntos básicos desde más de 400 puntos básicos. La rentabilidad de la deuda española, antes del anuncio, logró situarse por debajo del 4%.
