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Warren Buffet se hace de oro con sus inversiones en Goldman Sachs

Warren Buffet ha hecho un negocio redondo con Goldman Sachs. El gurú de las finanzas ha rentabilizado en un 55,3% su inversión gracias a los dividendos y los warrants que posee en el banco estadounidense desde septiembre de 2008. En esta fecha y en medio del desconcierto que asoló a Wall Street, el ‘Oráculo de Omaha’ acudió al rescate de la entidad financiera e inyectó 5.000 millones de dólares en el banco por la vía de las acciones preferentes a cambio de una rentabilidad anual hasta 2013 del 10%.

Además, tiene derecho a comprar otros 5.000 millones de títulos a 115 dólares por acción en los próximos cinco años. El valor de mercado de las acciones de Goldman Sachs asciende ahora a 167,18 dólares (precio del cierre del viernes), es decir, que son un 45,3% más caras. De este modo, si Buffet decidiera venderlas, se embolsaría 2.265 millones de dólares en beneficios.

Algunas voces del sector opinan que los fuertes intereses que tiene Buffet en el sector financiero estadounidense (también es accionista de Citigroup) podrían estar detrás de la beligerancia que mantienen ciertos sectores de EEUU contra la banca europea, como por ejemplo Moody’s.

La agencia de calificación estadounidense, controlada por el multimillonario inversor, no deja de dar toques de atención al sector financiero europeo: No sólo ha recortado el rating a diversos instrumentos emitidos por las entidades, sino también a los grandes bancos de la región, como Deutsche Bank. Incluso, fuentes conocedoras del sector financiero alemán han comentado a este medio que la rebaja podría ser la primera de una serie de recortes que afectarán al conjunto de la banca alemana. También Barclays, segundo accionista Moody’s, ha lanzado alguna advertencia sobre la salud de los grandes bancos españoles por el incremento de la morosidad hipotecaria.

El considerado como uno de los hombres más ricos del mundo no sólo se limitó a rescatar a Goldman Sachs en uno de los peores momentos de la crisis financiera, también realizó inversiones millonarias en General Electric y Swiss Re, con inyecciones de 3.000 y 2.000 millones de dólares, respectivamente. Estas compañías encontraron en la financiación de inversores privados una buena opción para no verse obligadas a recurrir a las ayudas públicas y, así, evitar las exigencias de los Gobiernos, como una mayor transparencia o limitaciones en los sueldos de los directivos, aunque a veces ello supusiera un coste mayor.

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