La canciller alemana, Angela Merkel, ha concedido una entrevista en su despacho en Berlín a The Wall Street Journal, el prestigioso periódico financiero neoyorquino. De este modo, la jefa de Estado ha marcado su postura a pocos días del comienzo de la reunión del G 20 en Toronto, que apenas coincide con la del presidente de EEUU, Barack Obama.
Merkel, que ha sido cuestionada en los últimos meses por su probable responsabilidad en la crisis de deuda europea, ha confirmado que no responderá a la llamada de Obama al estímulo del gasto para reactivar su mercado doméstico. Ella confía ciegamente, y para desgracia de muchos otros, en la fuerte demanda externa que experimenta el país, y que se ha incrementado en los últimos tiempos con socios comerciales de la talla de China. “El éxito de nuestras exportaciones refleja la fortaleza de nuestras principales compañías”, afirmó la canciller al rotativo de Wall Street.
El Gobierno germano no se enfrentará en solitario a Obama en el G 20. El Reino Unido, histórico aliado estadounidense e igualmente histórico enemigo de Alemania, con el conservador David Cameron a la cabeza, ha dado a conocer hoy algunos de los detalles del plan de ajuste aprobado recientemente. El de mayor envergadura en décadas, según algunos expertos financieros consultados por EL BOLETÍN. “La gente se tiene que ir preparando para encarar tiempos muy duros”, comentaron estas fuentes, pertenecientes al sector financiero de la City londinense.
Esta actitud contrasta con la requerida hace apenas unos días por Obama. El presidente de EEUU, viendo peligrar el crecimiento económico de su país -y, por tanto, de buena parte del globo- advirtió a las potencias europeas de que actuasen con cautela con los recortes. Y, por supuesto, pidió encarecidamente a los gobiernos europeos que no anulen los estímulos económicos. El miedo de los estadounidenses no es infundado: en la década de los años 30, y tras el ‘crack del 29’, las agresivas medidas de Herbert Hoover, entonces presidente del país, conllevaron un regreso de la recesión del que muchos octogenarios en EEUU aún guardarán un no muy buen recuerdo.
Por si las palabras de Obama no bastasen, la Reserva Federal de EEUU (Fed, por sus siglas en inglés) ha secundado su petición al anunciar hoy, tras dos días de reunión, que los tipos de interés se mantendrán cercanos a 0 -es decir, inmóviles- “por un periodo de tiempo prolongado”. ¿Los motivos? las dudas sobre el crecimiento económico del país. Y si EEUU no crece, más difícil lo tendrá Europa para tratar de hacer lo propio.
Pero ninguna de estas advertencias parece preocupar a Merkel, que se encuentra, según las encuestas realizadas recientemente, en el peor momento de su carrera política, con gran parte de la población alemana deseando que abandone su puesto para cedérselo a los socialdemócratas. La canciller considera que ya bastante hizo por ayudar a Grecia -aunque cabe recordar la enorme exposición a la deuda helena de los principales bancos teutones-, lo que, según diversos analistas, le costó perder las elecciones de Renania del Norte – Westfalia (la región más poblada e industrializada del país) el pasado mes de mayo. Y parece que no alberga intención alguna de seguir por el mismo camino: Alemania impondrá los ajustes necesarios y vivirá de las exportaciones, aunque eso le cueste al resto de la región un precio bastante alto, al perjudicar sobremanera al euro.
De lo que no cabe duda es de que, conforme se acerca la cita, los líderes políticos que se encontrarán en Toronto procuran marcar sus respectivos territorios al máximo. Para que no haya sorpresas, desengaños ni puede que acuerdos.
Por su parte, los ‘hedge funds’ no prestarán demasiada atención al encuentro más destacado del mes. Según ha confirmado a este periódico la patronal de los fondos de alto riesgo en Londres, Alternative Investment Manager Association (AIMA), el sector no espera recibir mucha atención por parte de los líderes mundiales. Estas declaraciones coinciden con la información publicada ayer en este diario, que recordó que en Toronto tampoco se va a aportar ningún avance sobre la regulación de los productos derivados o el nuevo marco legal en que los fondos de alto riesgo realizarán su actividad.
En cuanto a la regulación que la Comisión Europea (CE) busca aprobar para endurecer las normas de inversión de estos fondos, ésta estará parada hasta septiembre, según estas fuentes. Esto contradice las afirmaciones realizadas ayer por el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que insistió en que la nueva normativa se presentaría para su aprobación “antes de verano”. En teoría, la regulación también debería afectar a las agencias de ‘rating’.
