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La Fed, con problemas para mantener su respaldo al mercado de la vivienda

El agresivo programa de compra de títulos hipotecarios llevado a cabo por la Reserva Federal por valor de 1,1 billones de dólares se ha convertido en un peliagudo problema para los hombres de Bernanke, que ante el lastre que suponen estos títulos apenas tienen margen para poder actuar sobre una economía que aún no ha dado muestras de que haya comenzado a estabilizarse, dañada aún por el deterioro del mercado inmobiliario.

Esta intervención extraordinaria, que la Fed finalizó en el cierre del primer trimestre, pende aún sobre la autoridad monetaria mientras se incrementan las presiones para que lance otro programa similar. El programa comenzó a finales de noviembre de 2008 cuando el banco central estadounidense anunció que empezaría a comprar títulos de deuda e hipotecas emitidos por agencias como Freddie Mac y Fannie Mae.

Aunque los funcionarios y economistas generalmente consideran que este programa tuvo éxito en su apoyo al mercado de la vivienda, ha dejado en la Fed una cantidad ingente de títulos hipotecarios que ni quiere ni puede vender. Mantener estos valores podría costar mucho dinero a la Fed, obstaculizando su labor de lucha contra la inflación, mientras que empezar a venderlos podría dañar una economía aún débil.

Los hombres de Bernanke confían en que puedan solventar este problema con pequeñas ventas mientras la economía da sus primeros síntomas de recuperación.

Sin embargo, al mismo tiempo la Fed podría verse obligada a realizar nuevas compras de activos para estimular la economía. Así lo explicó el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, en una comparecencia la semana pasada ante el Senado, aunque por el momento no se planean en el corto plazo extender las medidas ya tomadas. En parte, tanto Bernanke como otros funcionarios consideran que nuevas compras de activos tendrían ahora menos efecto que antes, ya que los inversores privados están retornando al mercado.

Freddie Mac y Fannie Mae fueron creadas durante la Gran Depresión de los años 30 para estimular el negocio inmobiliario. Transformadas en semiprivadas décadas más tarde, se convirtieron el motor principal de la construcción y compra-venta de viviendas en EEUU. Su función se acentuó en la década de los 80, cuando se volcaron gradualmente a la “titularización” de hipotecas, es decir, el otorgamiento de préstamos en condiciones generosas, y la combinación de los títulos en paquetes vendidos a inversores. Cuando estalló la crisis de las hipotecas de alto riesgo en 2007, esas entidades se tambalearon y el Gobierno federal las intervino.

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