Internacional

Arrecian los mensajes desde EEUU en los que se pide que Europa solucione de una vez por todas su crisis bancaria

Desde el otro lado del Atlántico llegan cada vez más mensajes incitando a Europa para que solucione su crisis bancaria, que según algunos expertos podría sustituir a la ya famosa crisis de deuda que ha asolado la zona del euro durante todo 2010 y que tampoco se ha dado aún por finalizada.

Los ojos de muchos inversores parecían estar puestos hasta ahora en el sistema bancario español, empañado por la polémica que gira en torno a las cajas de ahorro y sus respectivos procesos para salir a los mercados, sin embargo desde EEUU han querido hilar más fino y, los que han concretado sus advertencias, como el catedrático de Historia Económica de la Universidad de Harvard Niall Ferguson, han apuntado a la banca alemana como el principal lastre del sector en Europa.

“El problema de Europa no son las cajas, sino la banca alemana”, aseguró este fin de semana el experto -partidario del Partido Republicano- al diario Cinco Días durante una visita a Madrid. A él se ha sumado, aunque de forma más vaga, el famoso especulador y actual multimillonario de origen húngaro George Soros, que ha recomendado al nuevo Fondo de Rescate Europeo (EFSF, por sus siglas en inglés) que albergue la posibilidad de ayudar no sólo a los países miembros, sino también a las entidades con nombres y apellidos.

Unos nombres y apellidos que algunos ya han asociado con los grandes bancos alemanes -Deutsche Bank y Commerzbank-, aunque también británicos y franceses. Porque el Banco Central Europeo (BCE) ha desvelado que el pasado viernes los préstamos a los bancos desde su facilidad marginal de crédito (la ventanilla que proporciona liquidez de emergencia a las instituciones financieras que la requieran) alcanzaron los 17.115 millones de euros, la cifra más alta de los últimos 20 meses.

Con esta cifra, y desde el pasado 16 de febrero, este fondo ya ha prestado en torno a 100.000 millones de euros a uno o varios bancos. Algunas informaciones cercanas al BCE apuntaron como principales prestatarios de este dinero a entidades irlandesas como el Anglo Irish Bank, que fue una de las instituciones financieras que provocaron que Dublín tuviese que ser rescatada por Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Sin embargo, las advertencias estadounidenses y los datos publicados a finales de 2010 por el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) han comenzado a destapar las dudas sobre si, indirectamente, este dinero estuviese yendo a parar al sector bancario germano, británico y, quizá en menor medida, galo.

Porque según los datos del BIS, entre los bancos británicos y los alemanes, la exposición a las finanzas irlandesas (entre deuda y otros productos derivados) asciende a unos 282.600 millones de euros (141.700 por parte de los bancos británicos y 140.900 por parte de los germanos). Unas cifras que datan del pasado mes de junio, casi cinco meses antes del rescate financiero que llegó a Dublín a finales de noviembre. Desde entonces se pueden haber incrementando estas cifras.

Precisamente, las cantidades que en las últimas dos semanas ha prestado el BCE supuestamente a los bancos irlandeses han coincidido con la desaparición de la escena de esta institución de Axel Weber. Weber era, hasta hace unas semanas, el principal candidato para suceder a Jean-Claude Trichet al frente del BCE el próximo mes de octubre. Sin embargo, a principios de febrero se filtró una información sobre su renuncia a la carrera por el cargo que nunca ha sido desmentida.

Desde entonces, el principal favorito es Mario Draghi, actual gobernador del Banco de Italia y también consejero del BCE. Draghi, que trabajó durante varios años en el banco de inversión Goldman Sachs, parece ser apoyado por los grandes medios financieros estadounidenses, tales como Bloomberg o The New York Times.

El banquero italiano ha iniciado su carrera hacia la presidencia del BCE con un tono conciliador hacia Alemania, donde en ningún momento se le ha visto con buenos ojos al pertenecer a un país de los llamados periféricos. Draghi insistió este sábado en Verona en la necesidad de subir los tipos de interés para combatir la inflación, pronunciándose así en línea con el discurso del ciudadano alemán.

Parece, por tanto, que hasta el próximo mes de octubre este banquero central quiere evitar que su candidatura se enfrente a un enemigo de la talla de Angela Merkel, la canciller germana, a pesar de tener de su lado el apoyo de los estadounidenses, los cuales se juegan mucho en Europa ante la enorme presencia de entidades como el ya mencionado Deutsche Bank -en el epicentro de los rumores- en su mercado.

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