Internacional

Alemania negocia con Grecia una reestructuración de la deuda griega que deje a salvo a los bancos

El Gobierno alemán, liderado por Angela Merkel, estaría dispuesto a aceptar una reestructuración de la deuda griega, siempre y cuando ésta no afecte a los bancos privados internacionales, en especial a las entidades germanas, las segundas más expuestas a la economía helena después de las francesas, según han asegurado fuentes cercanas a la canciller al diario local Die Welt. Con este esquema, aún por determinar pero que concedería mucho protagonismo al BCE, las autoridades teutonas esperan conseguir el apoyo de París que, de momento, se opone frontalmente a una reestructuración de cualquier tipo.

Aunque desde Atenas descartan esta posibilidad, los rumores se extienden a toda velocidad por los mercados. Además, la agencia de rating estadounidense Standard & Poor´s ha rebajado la calificación de la deuda del país mediterráneo desde BB- hasta B, porque teme que se produzca una cadena de ‘impagos selectivos’. Una justificación que ha contribuido aún más a alimentar el fuego.

La apuesta de Alemania no es que Grecia deje de pagar lo que debe, sino que pague lo que debe en plazos más amplios. No obstante, ni el Deutsche Bank, ni el Commerzbank ni cualquier otra entidad germana debe verse golpeada por esta modificación de los papeles soberanos. Esa es la condición. El sector bancario alemán mantiene una exposición a las finanzas griegas de 48.000 millones de euros, mientras que la del galo es de 63.500 millones de euros. En total 111.500 millones de euros, según los últimos datos suministrados por el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés). Una cantidad que supera el rescate financiero que recibió Grecia hace un año (110.000 millones de euros).

Así, estas fuentes han dado a entender que una posibilidad es que los bonos vistos para sentencia sean los que acumula el Banco Central Europeo (BCE), aunque en ningún momento han mencionado el nombre de la autoridad monetaria paneuropea. Si Alemania consigue este fin, Grecia se quedará en el euro y los bancos alemanes no tendrán que enfrentarse a un impago por quiebra técnica. Sin embargo, tal y como han recalcado estas personas, Berlín está solo en esta lucha. Ni Bruselas ni el BCE apoyan su postura, como tampoco lo hace Atenas.

El primer ministro griego, el socialista George Papandreou, ha negado estar dispuesto a negociar un pago aplazado de los papeles del Tesoro griego alegando que esta es una «fórmula mágica» que no llevará a nada. «Grecia saldrá adelante gracias a unas reformas fuertes», aseguró hace unos días, tratando de recuperar la confianza de los mercados internacionales, que ya han situado su deuda a una rentabilidad demasiado cara: el rendimiento del papel a diez años roza el 16%. Algunos expertos alemanes tampoco consideran que una reestructuración sea la salida a la crisis, aunque ni mucho menos confían en las reformas sobre las que habla Papandreou.

Hans-Werner Sinn es el presidente del IFO, un instituto de estudios empresariales alemán con mucha influencia en las finanzas germanas. Y europeas. En declaraciones al semanario teutón Der Spiegel, Sinn ha argumentado que la única salida para Grecia es una marcha, literal, de la zona del euro. Si toma ese camino, Atenas podrá devaluar el histórico dracma y convertir, en cuestión de meses, su economía en una herramienta competitiva. De quedarse en el euro, asegura Sinn, Grecia se enfrenta a la posibilidad de una guerra civil debido a la tensiones sociales que llevan golpeando el país desde hace más de un año.

Para algunos analistas, no obstante, las palabras de Sinn sólo pretenden azotar los fantasmas del pánico para rebajar las cifras de la deuda alemana. El bund a diez años germano se aproximaba, de nuevo, al 3,5% de rentabilidad el pasado jueves, después de que el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, dijese que no iba a subir los tipos de interés den el corto plazo.

El viernes surgieron informaciones, siempre desde Alemania, que señalaban la salida de Grecia de la divisa única como un debate que estaba manteniendo Atenas. Desmentido este extremo desde Grecia, ahora voces como la de Sinn advierten de que, si las autoridades helenas no escogen este camino, las consecuencias serán dramáticas. Mientras, la rentabilidad del bund ha descendido hasta el 3,15% y por lo tanto, los costes de financiación del país centroeuropeo se han relajado.Esta no es la primera vez que unas declaraciones parecidas surgen desde los entornos próximos a Berlín cuando la rentabilidad de la deuda alemana se dispara, según recuerdan hoy algunos operadores del mercado de deuda.

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