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El Royal Bank of Scotland vincula a Reino Unido con la suerte del euro

El Royal Bank of Scotland (RBS) mantiene una exposición más grande que la mayoría de los bancos europeos a la deuda soberana de Grecia y de Irlanda, los dos países más débiles de la zona del euro. Sólo es superado por las propias entidades locales de ambos países. El problema no sería tan grave para el Ejecutivo que lidera el conservador David Cameron de no ser porque el 83% del RBS pertenece al Estado, que tuvo que rescatar a la entidad de la crisis financiera.

Además, Cameron enfrenta otra circunstancias: desde las propias filas del Partido Conservador advierten en contra de un segundo rescate para Grecia (que ya recibió 110.000 millones de euros hace un año) y argumentan a favor de una quiebra técnica del país, lo que afectaría severamente a las cuentas del banco público británico.

Según los datos aportados por un reciente informe del banco suizo UBS, la exposición a la deuda soberana helena del RBS es de 2.293 millones de euros. También en Irlanda, otro de los países que ha tenido que ser rescatado, el banco público británico mantiene una cifra alta en comparación a otros bancos europeos: 4.884 millones de euros.

De este modo, una reestructuración de la deuda soberana griega afectaría gravemente a las arcas de una entidad que nunca se ha terminado de recuperar del impacto que generó el 15 de septiembre de 2008 la caída del gigante de inversión estadounidense, Lehman Brothers. Algunas voces ya han advertido que dentro de una quiebra técnica podría entrar un recorte del pago de hasta el 50% o, en su defecto, una prórroga en el vencimiento de los papeles soberanos negociada previamente por las autoridades económicas del país. En ambos casos, las cuentas de esta institución financiera se verían perjudicadas.

John Redwood es un veterano parlamentario que comparte siglas con Cameron. Y es una de las principales voces en contra de un rescate que parece ser la salida preferida por Bruselas. «Un rescate es negativo para el país que lo emite y para el que lo recibe», ha señalado Redwood. Este político fue uno de los principales opositores a la entrada de Gran Bretaña en la moneda única. «Precisamente, nosotros argumentamos en su momento no querer participar en el euro por si éste fallaba no tener que pagar sus facturas».

Grecia ya recibió un rescate para tratar de disipar las dudas de los mercados. Lejos de ese objetivo, actualmente la rentabilidad que ofrecen sus bonos (el diez años casi un 17%) supone unos costes prohibitivos para que Atenas siga buscando financiación con subastas de bonos y el ratio deuda PIB del país, la cifra más alta de la zona del euro, es del 142%, muy por delante del 120% que tiene Italia. Mientras, en Grecia la tensión social y política sigue creciendo. Hace unos días tuvo lugar una nueva huelga general y, según algunos analistas griegos consultados por EL BOLETÍN, la gente empieza a simpatizar con los extremismos.

Un segundo rescate para Grecia ha recibido la oposición de las formaciones nacionalistas que acaparan poder en países como Holanda o Finlandia. Y en otros países como Alemania, la popularidad de los líderes políticos dependerá en buena medida de si se accede o no a ayudar de nuevo a Atenas. De momento, el primer ministro holandés, Mark Rutte, ha dicho que de no ser rescata la economía griega, el país afrontará otra crisis como la que ya generó en el entramado financiero holandés la quiebra de Lehman Brothers. Holanda es uno de los países más exigentes con los países periféricos para que tomen drásticas medidas de austeridad.

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