Internacional

Grecia pone en marcha otra bomba de relojería en los mercados OTC de derivados

Mario Draghi, gobernador del Banco de Italia y futuro presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha lanzado una de sus advertencias más serias desde que fue elegido como sucesor de Jean-Claude Trichet, el actual dirigente de la autoridad monetaria europea. Para el banquero italiano el contagio que puede desencadenar Grecia no se limitará a afectar a otras deudas soberanas europeas, sino que puede entrar de lleno en los mercados de productos derivados, en los que no se sabe -y nunca se ha sabido realmente- quién es quién.

«¿Quiénes son los verdaderos dueños de los CDS [los Credit Default Swaps o los seguros contra el riesgo de impago de una deuda, que es uno de los productos derivados más utilizados en los mercados] y cómo se puede saber quién ha asegurado a otros en contra de la quiebra de un país?» ha preguntado Draghi, que fue directivo para el banco estadounidense Goldman Sachs (acusado de haber colaborado con las autoridades griegas en generar la crisis de deuda) entre los años 2002 y 2006.

Tal y como pone de manifiesto Draghi, el caso es que todo sigue igual. Es decir; sin ningún tipo de control sobre unos productos con los que se especula de una forma tan brutal que los reguladores mundiales se han visto obligados a realizar diversos amagos para controlar esos mercados. Aunque hasta el momento sólo se han quedado en eso: en amagos.

Un editorial del prestigioso The New York Times ha recordado que la crisis de las famosas hipotecas subprime, cuya fecha marcó también el inicio de una crisis financiera a escala global que se cobró víctimas de la talla de Lehman Brothers (el cuarto banco de inversión más grande del mundo en 2008), fue fruto de una rotura en el entramado de los derivados. Cuando dejó de entrar dinero para invertir en estos productos, dejó de haber cobros y el sistema financiero internacional estuvo muy cerca de derrumbarse tras quedar en evidencia los frágiles (y muchas veces inexistentes) pilares sobre los que se sujetaba.

Una de las consecuencias de este desastre fue que la gran aseguradora estadounidense AIG tuvo que ser rescatada por Washington en el último momento a riesgo de desencadenar una catástrofe todavía mayor a la generada por el banco de Wall Street.

Con Grecia la secuencia de los hechos podría ser similar, aunque incluso de mayor envergadura. Si alguien se declara en quiebra se formará un agujero financiero que engordará en cuestión de días y, como dice Draghi, nadie sabe realmente quién se verá afectado por ello. Se conoce, por los datos más recientes del Banco Internacional de Pagos (BIS), que los bancos alemanes y los franceses mantienen una exposición muy fuerte en el país mediterráneo.

¿Pero a ellos quién los asegura? Algunos rumores señalan a la gran aseguradora alemana Allianz, que cuenta con una exposición ya de por sí importante a los papeles helenos a través de su propio fondo de inversión y de Pimco, el fondo de inversión estadounidense más grande del mundo en los mercados de deuda soberana, cuyo 97% pertenece a la empresa teutona.

También es posible que otra serie de instituciones financieras estadounidenses que todavía no han trascendido estén muy implicadas indirectamente (es decir, a través de los derivados) en el problema griego. De ahí que Washington haya decidido, desde esta semana, tomar las riendas del llamado rescate de Grecia ante la indecisión de la que ha hecho gala Bruselas.

Y es que, en palabras de un gestor de fondos de alto riesgo europeo consultado por EL BOLETÍN, «el problema de Grecia es el mismo que el que se reflejaba hace un año, con la diferencia de que ahora las cifras y los afectados [en caso de impago] se han incrementado».

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