La presión política ha sido demasiada para el Royal Bank of Scotland (RBS). El banco, rescatado en 2008 por el Gobierno británico y con una larga lista de despidos recientes, se ha visto obligado a cancelar el pago del bonus millonario de su consejero delegado, Stephen Hester.
Hester comunicó anoche al Consejo de Administración del RBS que no cobrará este año un bonus de 963.000 libras (1,14 millón de euros), en forma de 3,6 millones de acciones del banco, cuyo 83% se encuentra en manos del contribuyente británico.
«Mejor tarde que nunca», opinó hoy el líder sindical David Fleming, de la organización Unite, mientras el Gobierno británico aplaudía la decisión de Hester y el Partido Laborista, principal fuerza de la oposición, sacaba pecho y se felicitaba por haber generado la presión necesaria.
El caso del banquero y su bonificación millonaria había desatado furor en el Reino Unido, donde la crisis comenzó en 2008 precisamente por las graves pérdidas de los bancos, con el RBS y el Lloyds Banking Group como principales protagonistas.
El Gobierno británico también ha obligado recientemente al RBS a reducir su negocio de inversión para con ello reducir también el riesgo de sus operaciones. Esta exigencia ha generado varios miles de despidos en las últimas semanas.
