Internacional

¿Por qué vivimos en la era de la estafa y quiénes son sus responsables?

En el libro Cleptopía. Fabricantes de burbujas y vampiros financieros en la era de la estafa (Lengua de Trapo), el reportero de la revista Rolling Stone, Matt Taibbi, no trata de presentar un denso ensayo sobre la crisis financiera que, desde el año 2008, sacude el planeta. Lejos de intentar alcanzar tamaño objetivo, este periodista hace honor a su procedencia literaria y logra explicarnos mezclando fuertes dosis de sarcasmo, anécdotas, declaraciones de altos ejecutivos y tecnicismos financieros bien presentados qué ha sucedido y, lo que quizá sea más importante, cómo ha podido suceder eso que ha sucedido.

El gran mérito del autor reside en exponer una serie de teorías, hasta ahora entendidas por gran parte del público como aburridos conceptos financieros, de forma que no se requiera un enorme bagaje previo en la materia para poder comprenderlas. Taibbi logra argumentar con gran claridad de ideas cómo la ignorancia de la sociedad estadounidense ha sido la gran cómplice a la hora de permitir -y fomentar- la codicia de un reducido número de personas cuyo hipocentro teológico se encuentra en Wall Street.

Este libro de casi 400 páginas comienza hablando del Tea Party, un movimiento político ultraconservador que mueve a millones de personas en EEUU. El reportero aprovecha la oportunidad para, a raíz de explicar el odio que alimenta esta corriente de pensamiento en contra de la intervención estatal, relatar sin pelos en la lengua lo patética y lamentable que le parece la estructura política de la primera potencia del mundo. «La realidad es que hay dos Estados Unidos de América, uno para la clase de los estafadores y otro para todos los demás (…) en el que el Gobierno es algo a ser evitado», comenta Taibbi. Y prosigue: «En el mundo de los estafadores, sin embargo, el Gobierno es un servil perro faldero que las compañías financieras que protagonizarán este libro utilizan como herramienta para ganar dinero».

Es a partir de entonces cuando el autor, sin hacer ningún alarde de compasión o simpatía por republicanos o demócratas, carga contra la falta de regulación y la escasa vigilancia que experimenta la industria financiera estadounidense. Pero va más allá. El reportero nos da el nombre y los apellidos del principal culpable de que esto sea así: Alan Greenspan, ex presidente de la República Federal estadounidense (Fed).

Sin reparo alguno, Taibbi dedica una parte de su libro a explicar por qué, en su opinión, Greenspan es «el mayor capullo del universo». El autor defiende que el ex presidente de la Fed «es clave para entender el desastre financiero de esta generación» al argumentar, presentando una serie de datos, que el banco central estadounidense se dedicó, durante el mandato de Greenspan, a alimentar las burbujas que iban surgiendo. Además, el reportero señala que el entonces presidente de la Fed usó su poder al frente del regulador para, precisamente, desregular lo conseguido desde la Gran Depresión.

Aunque el libro comenta los inicios de Greenspan como economista de renombre en EEUU de una forma un tanto subjetiva, expresando más bien opiniones sobre las teorías que el susodicho abrazó al comienzo de su andadura, es indudable la labor realizada por Taibbi más adelante al contrastar sus declaraciones durante su etapa al frente de la Fed con los hechos que, simultáneamente, se iban sucediendo. El paralelismo entre el discurso de Greenspan y lo realmente acontecido brilla por su ausencia.

Tras estas introducciones, con el Tea Party representando la torpe sociedad estadounidense y la trayectoria de Greenspan representando la codicia de la élite financiera de Wall Street, el libro se lanza a relatar las dos burbujas más recientes de nuestro tiempo; la hipotecaria y la de las materias primas.

Al hablar de la crisis hipotecaria Taibbi no sólo comenta el contexto en el que se desarrolló el rescate extremo de la gran aseguradora AIG por parte del Gobierno, sino que también aprovecha para explicarle al lector la existencia de ciertos tipos de productos financieros que hicieron posible esa crisis (como los CDS o seguros contra el impago de la deuda, entre otros) así como las prácticas especulativas más demoledoras (las llamadas ventas a corto, por ejemplo) que la desataron. De nuevo, lo más importante a destacar es que la presentación de todos estos conceptos es apta para todos los públicos y no jerga al alcance solamente de un licenciado en Económicas.

Además, en el episodio de la crisis hipotecaria el autor comienza ya a perfilar la imagen que después, en la última parte del libro, ampliará sobre el banco de inversión más famoso de la historia: Goldman Sachs. Por momentos el lector tiene la impresión de estar leyendo una novela sobre espionaje en tiempos de la Guerra Fría, aunque por desgracia todo es demasiado real como para figurar en una novela y demasiado reciente como para poder ubicar los hechos en tiempos de los soviéticos.

A la hora de abordar la crisis de las materias primas, el reportero de la Rolling Stone vuelve a afinar las cuerdas para relatar no sólo lo sucedido sino el contexto en el que tuvieron lugar los acontecimientos. En palabras más sencillas: el funcionamiento de los complejos mercados de futuros. De nuevo Taibbi hace gala de una pluma privilegiada para acercar al lector medio a un sistema que hasta hace muy poco tiempo sólo estaban destinados a entender los operadores de estos mismos mercados.

Enlazando lo que ocurrió con las materias primas, y en particular con el petróleo, a través de explicar quiénes son los principales países productores de crudo, el autor aterriza en los fondos soberanos árabes, que según argumenta Taibbi se están haciendo, poco a poco y de forma discreta, con el control de buena parte de EEUU. Con un discurso de tinte patriota, en el libro se culpa a los grandes bancos de inversión estadounidenses de haber colaborado en esta conquista del suelo nacional a cambio de dinero. Esta es una de las principales teorías que expone el periodista: la paradoja de cómo la afición de los ultraconservadores del Tea Party por la falta de regulación financiera anima la presencia de fondos de inversión procedentes del Próximo Oriente, que no dudan en atesorar una gran cantidad de activos en EEUU.

Tras dejar al lector -sobre todo estadounidense- con un amargo sabor de boca al convertirle en alguien consciente de que muchas concesiones estatales o municipales a supuestas empresas limpias están en manos de Estados árabes totalitarios, el reportero hace un paréntesis en el transcurso de los acontecimientos para dedicarle un sonoro abucheo a Barack Obama y a su aplaudida reforma sanitaria. Taibbi acusa al presidente de EEUU de haber firmado, con esta medida, «un acuerdo comercial» con la industria de los seguros médicos y trata de desenmascarar los verdaderos efectos de esta maniobra política.

Por último, tal y como ya se ha comentado, Taibbi dedica el final de su libro a Goldman Sachs. Esta institución financiera contaba con una gran reputación al más puro estilo Enron hasta que el propio autor, junto a otra serie de colegas, comenzaron a publicar a finales de la década pasada algunos artículos en los que criticaban la pasividad con la que las autoridades y el público en general trataban a estos «fabricantes de burbujas». Las últimas páginas del escrito encierran una crónica de las recientes investigaciones a las que se ha visto sometida esta entidad.

Como colofón, el controvertido columnista de la Rolling Stone, tras presentarnos los orígenes de la crisis financiera, su desarrollo reciente y a los principales responsables del proceso, finaliza este libro con una pregunta lanzada al respetable: ¿ahora que os he contado lo que ha pasado tenéis pensado hacer algo al respecto?

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