Northern Rock, el banco nacionalizado por el Gobierno británico, podría vulnerar la competencia de la Unión Europea, según considera Bruselas, que ha abierto una investigación a tal efecto tras las quejas de algunas entidades de las Islas.
La Comisión ha abierto un expediente para averiguar si el actual proyecto del que deberá salir un renovado Northern Rock se ajusta a las normas comunitarias de ayudas estatales o si por el contrario distorsiona el mercado hipotecario británico, algo de lo que se ha quejado la asociación de sociedades del sector (BSA). La tesis que mantienen es que, si logra recuperarse, el banco nacionalizado debería pagar sanciones financieras para compensar la ayuda del Gobierno y no desestabilizar el mercado.
El proyecto que maneja la Administración de Gordon Brown prevé la división de Northern Rock en dos entidades. Por un lado, una sociedad operativa que comprenda la actividad bancaria (préstamos y depósitos) y otra compañía que acumule los activos de la reserva hipotecaria, lo más golpeado por la crisis y una de las principales causa de la deuda. Northern debe hacer frente a unas pérdidas de 1.000 millones de euros.
