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Obama reducirá las retribuciones de los ejecutivos de ‘las nuevas empresas públicas’

Al cierre de esta edición, la administración de Obama no ha confirmado aún la información publicada por el New York Times en la que se asegura que Washington tiene previsto reducir los sueldos de los altos directivos más importantes hasta en un 90%. Sin embargo, todo parece indicar que la iniciativa se va a llevar a cabo.

El plan sería aplicado a los 10 directivos que más cobran de las cinco entidades financieras que recibieron la ayuda excepcional del gobierno para evitar un mayor colapso de la economía estadounidense. Citigroup, Bank of America, America International Group, General Motors y Chrysler son algunas de las compañías que están en el punto de mira. La decisión de reducir los salarios se produce en medio de un clima de indignación en la opinión pública por las altas compensaciones que han recibido los ejecutivos de estas compañías, llamadas ya las nuevas empresas públicas.

En total los ejecutivos de estas entidades recibieron casi 107,3 millones de dólares para asegurar su liquidez. Sin embargo, la polémica surgió ya hace unos meses cuando salió a la luz el uso indebido de estas ayudas por parte de los directivos financieros.

El artífice de este plan es el ‘zar de los sueldos’ Kenneth R. Feinberg, designado hace unos meses como director de Compensaciones por la Administración del presidente Obama para vigilar las retribuciones de los ejecutivos. Este abogado gozaba ya del favor de la sociedad norteamericana al haber mediado entre otras cosas en las compensaciones a las víctimas del 11-S. Un golpe de efecto de la Administración Obama para recuperar el apoyo de la población que actualmente se encuentra en sus niveles más bajos desde que el presidente demócrata llegara al cargo. La falta de soluciones en el debate de la reforma sanitaria ha borrado de un plumazo la euforia que caracterizó los inicios de la presidencia de Obama.

Estas ‘nuevas empresas públicas’ han experimentado una fuerte revalorización desde que recibieron la ayudas estatales. Es el caso de Goldman Sach, que desde que percibió la aportación ha crecido de forma inesperada por todos.

Los asesores económicos de Obama parecen haber encontrado una solución para resolver a medio plazo el riesgo sistémico que acumula el sistema financiero estadounidense. Se trata de poner en marcha la maquina del tiempo y aprobar una Ley similar a la Glass-Steagall.

Esta norma bancaria histórica fue aprobada como consecuencia de la gran depresión que se produjo a finales de la década de los veinte del siglo pasado. Y consistía, básicamente, en establecer varios tipos de banco con limites muy claros en las áreas de negocio y una supervisión distinta para aquellos que podían tomar depósitos de clientes, los minoristas, y aquellos que no, los bancos de inversión. Setenta años después, con Bill Clinton en la Casa Blanca la legislación quedó abolida.

Entonces, entidades minoristas clásicas como el viejo Citibank recibieron las autorizaciones necesarias para irrumpir en el negocio de la intermediación financiera mayorista. Fue el principio de un proceso de consolidación bancaria que desembocó en la creación de gigantes financieros ‘demasiado grandes para caer’. Justo aquellos que están en el origen de la crisis financiera global que aún golpea al mundo.

Paul Volcker. Según los blogs especializados, el principal defensor de una actualización de la ‘Glass Steagall’ que, de hecho, forzase a los actuales emporios bancarios a ser troceados y redefinir los perfiles de sus filiales, es Paul Volcker, un ex-presidente de la Reserva Federal (Fed) que forma parte del equipo de asesores económicos de Obama.
Otros blogs aseguran que el proyecto de ley está muy avanzado y será presentado en breve al Congreso.

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