Latinoamérica

El CDA pide más contundencia de EEUU para poner fin a la crisis en Honduras

Fuentes del Centro para la Democracia en las Américas (CDA) han explicado a EL BOLETIN que, aunque están seguros de que «el Departamento de Estado de los EEUU trabaja entre bastidores para despejar el rumbo para el retorno de Zelaya a Honduras y a la presidencia», aún pueden hacer algo más como «revocar las visas de los funcionarios de Micheletti».

Para el CDA, las violaciones de derechos humanos en Honduras se siguen produciendo un mes después del Golpe de Estado. Según las fuentes consultadas, una organización no gubernamental hondureña documentó más de 1.100 violaciones de derechos humanos desde que sucediera el golpe, incluso varias detenciones arbitrarias, la suspensión de las garantías constitucionales y la censura de la prensa del país. «Ha habido secuestros e incluso asesinos extrajurídicos», aseguran desde el organismo.

De momento, parece que la mediación internacional no ha dado resultado para llegar al fin del conflicto. Y todo parece indicar que la solución para el regreso al poder de Zelaya parece estar en manos de EEUU, que aún conserva una posición tibia.

Los analistas consultados por Reuters comparten esta misma opinión, ya que aunque Washington condenó el derrocamiento de Zelaya, expulsado del país por soldados el 28 de junio, ha evadido tomar acciones más agresivas como retirar a su embajador y sus militares del país o imponer sanciones comerciales.

Algunos observadores piensan incluso que la Casa Blanca estaría dispuesta a esperar a las elecciones de noviembre en Honduras, una solución que, aunque incómoda, le ahorraría a Obama quejas republicanas por endurecer su postura ante lo ocurrido en el país.

Una misión internacional viajaría a Honduras esta semana para intentar destrabar la situación y que el Gobierno de Micheletti acepte el plan del presidente costarricense Oscar Arias, quien como mediador propuso una solución.

Tal vez, el apoyo expreso que Zelaya ha recibido en los últimos días por los presidentes de Brasil, Lula da Silva, y de México, Felipe Calderón, sirva para agilizar una respuesta más contundente de la que aún es la primera economía mundial.

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