La investigación del secuestro de los tres cooperantes españoles en Mauritania vuelve a ser la noticia principal de los diarios que se afanan por detallar tanto los pormenores del rapto (lo que hace Abc) como los pasos que el Gobierno español y mauritano están dando para la liberación de los rehénes, aunque El Mundo va más allá y asegura que los servicios secretos españoles saben dónde están los secuestrados, aunque no se han puesto en contacto con sus captores.
La otra noticia de la jornada es la decisión de Obama de enviar 30.000 soldados estadounidenses más a Afganistán y de pedir a los aliados europeos que hagan lo propio, información que El País completa, al adelantar que “el contingente español en Afganistán aumentará en unos 200 militares y superará los 1.200 si José Luis Rodríguez Zapatero da luz verde a los planes que baraja el Ministerio de Defensa”, y aclara que “el presidente del Gobierno abrió ayer la puerta a un nuevo incremento de las tropas españolas en el país asiático al sugerir que dará una respuesta positiva a la Administración Obama”.
Pero estos importantes acontecimientos no hacen que la prensa olvide el caso del joven Diego, que fue acusado injustamente de abusar y matar a la hija de su compañera. Hoy El Mundo, publica que la Guardia Civil le obligó a ver fotos de la autopsia de la niña, por lo que Pedrojota en su editorial suma a las Fuerzas de Seguridad a la reflexión que, sobre la presunción de inocencia, pide que hagan los médicos y los medios de comunicación. El País coincide con El Mundo en denunciar el error médico que llevó a este joven a vivir un infierno, pero el diario de Prisa no olvida que éste fue amplificado por los medios de comunicación. Lo que resulta curioso es que tanto El Mundo como El País se empeñen ahora en ‘ocultar’ con iniciales la identidad de este joven, y más sorprendente aún que sólo lo hagan en algunos artículos y en otras publiquen nombre y apellidos. ¡Así nos va!
