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La prensa conservadora no parece dispuesta a olvidar ni a qu

La prensa conservadora no parece dispuesta a olvidar ni a que sus lectores olviden el llamamiento que el presidente de la Generalitat hizo a la sociedad catalana para que cierre filas si se produce un recorte del Estatut por parte del Constitucional ya que lo consideran un intento de presionar al Tribunal, por lo que tanto Abc como El Mundo hacen notar las divergencias que entre los socialistas hay por el proceder de José Montilla, utilizando para ello las discrepancias de Alfonso Guerra. “La presión por la sentencia del Estatut aleja aún más al PSC del PSOE», destaca en su primera página el diario de Vocento, que recoge las palabras de Guerra que tachó de «increíble» la carta de Montilla, mientras que Pedrojota Ramírez considera que Guerra dijo “alto y claro lo que opinan muchos socialistas”… que “Montilla y los políticos catalanes “están en la estratosfera”.

A El País, sin embargo, hay otras cosas que le parecen más importantes que polemizar sobre una sentencia que aún no se ha pronunciado e informa que la Fiscalía Anticorrupción pide al juez de Madrid que instruye el ‘caso Gürtel’ que reclame las cuentas del Partido Popular de Valencia, ya que intenta reactivar la investigación judicial sobre la posible financiación del PP de la Comunidad Valenciana.

En materia editorial, tanto el diario de Prisa como Abc opinan sobre la detención y el trato dado a los activistas de Greenpeace arrestados Dinamarca. Para el de Vocento está claro que los activistas de este grupo ecologista “saben a qué se arriesgan cuando realizan sus acciones de denuncia, les recuerda que “las leyes están para ser cumplidas” y sostiene que, en ningún caso, aunque su legislación sea dura, “es aceptable identificar a Dinamarca con una dictadura o un Estado policial. En el otro lado de la balanza se coloca El País que asegura que , “aunque El control de la seguridad y la aplicación de la ley son ineludibles (…) lo que resulta sorprendente es la dureza de los cargos, así como la prolongación de la prisión durante 20 días y el tratamiento dispensado a los medioambientalistas como si de peligrosos delincuentes se tratara”. El rotativo califica la reacción danesa de “desproporcionada” y “preocupante” porque “se suma a la tendencia creciente y general de marginar y reprimir en los encuentros internacionales a las ONG, que representan las únicas voces de esa sociedad civil que tanto suelen ponderar los políticos”.

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