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La visita del Papa a España es de nuevo la estrella de los d

La visita del Papa a España es de nuevo la estrella de los diarios, donde acapara portadas y editoriales para todos los gustos. Los rotativos conservadores, lógicamente, dan la razón en todo a Benedicto XVI. Abc considera que el diagnóstico papal fue “certero” cuando comparó la situación actual y la de los años treinta y no sabe de qué se sorprende este Gobierno, cuando su presidente “ha dedicado al Santo Padre el mínimo tiempo imprescindible en este viaje, pero sin embargo le faltó tiempo para ir a rezar con Barack Obama o a celebrar el final del Ramadán con el Gobierno turco”. Denuncia el de Vocento que la hostilidad laicista y la obsesión contra la Iglesia Católica son la seña de identidad del Ejecutivo y recuerda, igual que La Razón, las leyes que permiten el matrimonio homosexual, el aborto libre… y demás pecados. El Mundo, menos papista, se queda a mitad de camino. Cree desafortunada la comparación que hizo el Pontífice del anticlericalismo actual con el de los años 30, pero está encantado del llamamiento a la unidad de España que realizó “en estos momentos de exacerbación nacionalista”.

El País sin embargo de medias tintas nada, ya que hace un balance muy negativo de la visita. En portada, acusa al Papa de arrojar “nuevo combustible a los valedores de la igualdad de género y las nuevas formas de familia al defender en Barcelona el matrimonio tradicional, atacar el aborto y definir de forma específica el papel de la mujer: ‘Que la mujer encuentre en el hogar y el trabajo su realización’”. Y en su editorial denuncia que El Papa, injusto y poco diplomático, “se inmiscuyó en asuntos del César” desaprovechando con un discurso exagerado, una buena ocasión de acercar Iglesia y Estado.

Y si Benedicto XVI levanta pasiones lo mismo, aunque a otro nivel, puede decirse de Felipe González. El ex presidente, que no se prodiga en lo que a entrevistas se refiere, hizo una excepción este domingo con El País y hay que ver la que ha liado, especialmente en El Mundo, concretamente por una frase: «Tuve que decidir si se volaba a la cúpula de ETA. Dije no. Y no sé si hice lo correcto”. Considera Pedrojota que Felipe con dicha afirmación “da a entender que controlaba la ‘guerra sucia’”, y afirma que su “confesión”, como la califica, afecta a Rubalcaba, que parece quitarle el sueño al periodista desde que fue encumbrado a vicepresidente del Gobierno.

Dejamos las x y los GAL y nos vamos a otro asunto más nuevo y que afecta al principal partido de la oposición. Dice El País que el PP pagó a Trillo 70.000 euros “por asesorar en la sombra a imputados” y revela que el ex ministro intervino en la defensa del ‘caso Yak-42’, y de la trama Gürtel. Lo del Yak sería escandaloso y por eso desde el PP se niega.

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