La brutal represión de las revueltas populares en Libia por parte del régimen de Muamar al Gadafi es una de las noticias que manda en las portadas, primeras en las que también se hacen un hueco importante, por eso de la vecindad, las protestas que han tenido lugar este fin de semana en Marruecos, aunque han sido menos numerosas ni ha habido una represión tan violenta.
Respecto a Libia, Abc exige mayor firmeza de la UE ante el chantaje del dictador amenazando con inundar Italia de de clandestinos y El Mundo tiene claro que “en la escala de tiranos a Gadafi no le importa pasar a la Historia como uno de los más sanguinarios”.
El País editorializa sobre los movimientos en el país vecino y dice que “a diferencia de lo ocurrido en otros países del área, los manifestantes no reclamaron el fin de la monarquía, sino su evolución hacia un sistema constitucional con limitación de los poderes del rey y un Gobierno elegido en las urnas” además de exigir medidas contra la corrupción, por lo advierte a Mohamed VI que si emprende una auténtica democratización de su régimen puede que Marruecos no acabe corriendo la misma suerte que Túnez y Egipto y ahorrar sufrimientos.
Pero el avispero en el que se están convirtiendo muchos países árabes no hace olvidar a la prensa otros asuntos. El Mundo, por ejemplo, dice haber tenido acceso ahora aun documento confidencial en el que los inspectores del Banco de España avisaban en 2006 de la crisis que se avecinaba vía exposición del sistema financiero al mercado inmobiliario.
Además hay dos cuestiones preocupantes sobre Nueva Rumasa. El País informa que las cuentas depositadas en el Registro Mercantil por las mayores empresas del holding muestran una situación muy distinta de la que señala la familia Ruiz-Mateos: “las deudas financieras triplicaban el patrimonio neto y las principales firmas apenas generaban caja”, mientras que El Mundo hace notar que el intermediario financiero de Nueva Rumasa, la sociedad GMP, se negó a colocar los pagarés por falta de supervisión.
