Mis lecturas

La cara más amarga de la tragedia griega

Las buenas noticias que llegan desde Grecia abren las portadas, que dan cuenta de que el ‘sí’ griego al nuevo plan de ajuste aleja el desastre de la zona euro y reduce la presión de los mercados. Al mismo tiempo, los rotativos muestran la otra cara de la moneda -personificada en el rostro de un manifestante heleno ensangrentado que recibe otra ‘presión’, pero en su cuello: la del brazo de un policía antidisturbios- como símbolo de un pueblo, al que sus gobernantes han hipotecado para las próximas décadas, y que, como dice La Razón, “es la víctima inocente de esta tragedia”.

Por lo demás hay unanimidad en la prensa en que, como señala El Mundo, se ha ganado un asalto pero ni mucho menos el combate” por lo que pide “no dejarse llevar por la euforia desatada en las bolsas”, como señala Abc que hace notar que no servirá de mucho que el Gobierno y la oposición griega se pongan de acuerdo “si antes no han logrado convencer a la sociedad de que el futuro amargo que les espera es el único camino para reconstruir la nueva Grecia”. El País también respira aliviado, como es natural, y dice que ahora es el momento para que la UE y el FMI revisen los criterios de los rescates: ya que los basados en reducir el déficit y en el rigor presupuestario asfixian al rescatado. Y no es cuestión de salvar un cadáver, digo yo.

Seguimos con el de Prisa que en su sección ‘El Acento’ habla de la que se ha liado con la elección de San Sebastián como Ciudad Europea de la Cultura 2016 y dice con cierta retranca que puede que la elección “sea la mejor medicina para frenar la violencia, como ha expresado el jurado que la distinguió. Lo que es seguro es que dicha designación ha sido la mejor muestra de una cultura, la española, que sigue apegada a la refriega altisonante”. Y es que es muy español liarnos a trompazos por la ‘patria chica’.

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