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Del coche, hasta ‘los andares’

La gran mayoría de los componentes de los vehículos se recuperan para su reutilización, reciclaje o como fuente de energía. Por eso, los cementerios de coches ya no existen como tal debido a que casi todas sus piezas se reutilizan para convertirlos en bienes, de nuevo, servibles.

Según explica El País, entre algunas de sus nuevas funciones, los neumáticos pueden acabar como césped artificial o calzado para la piscina. Las chapas pueden transformarse en vigas para edificios, obras de arte o, incluso, un sofá de diseño. Las lunas cambiarán a papel de lija. Y las baterías son un perfecto acumulador de energía renovable.

Esta transformación sucede gracias a complejos procesos industriales o creativos, pero también hay otro métodos más fáciles, opciones ‘de andar por casa’. La legalización europea obliga a que al menos el 85% del peso del coche se recupere para su reutilización, reciclaje o valorización (que sirva como combustible para generar energía). Y que, como mínimo, el 80% se destine a las dos primeras opciones. España no solo cumple la norma, sino que es de los países de la UE con mejores cifras: un 88%.

El proceso se inicia desde que el vehículo llega al Centro Autorizado de Tratamiento (CAT). A partir de ahí, se descontaminan (se retiran todos los líquidos y residuos peligrosos como los aceites hidráulicos, anticongelantes o filtros) y se separan los componentes que pueden ser reutilizados de los materiales reciclables.

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