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Villar Mir presiona a Carmena con la Operación Chamartín al exhibir inversor para su torre

Juan Miguel Villar Mir, empresario y abogado español

El rascacielos es una obra ya adjudicada y pendiente de ejecución para cuyo área de influencia se perfiló uno de los grandes planes urbanísticos de Madrid pendientes de ejecución. Los empresarios de la Operación Chamartín siguen presionando al equipo de Manuela Carmena para que dé vía libre al macroproyecto inmobiliario. Mientras el Ayuntamiento de Madrid sigue sin retratarse, Juan Miguel Villar Mir se ha apresurado en airear el interés de un reputado inversor por el rascacielos que levantará en la zona afectada.

El Consistorio cuenta con algo más de un año para tomar su decisión final con respecto a uno de los muchos proyectos urbanísticos que hasta las pasadas elecciones se daban por hechos para cambiar la imagen de distintos enclaves de Madrid. Sin embargo, el rascacielos de Villar Mir es una obra ya adjudicada y pendiente de ejecución cuyo término sí podría depender de cómo quede finalmente el proyecto urbanístico del área de Chamartín en el que se prevé levantar la nueva torre.

Villar Mir se ha cuidado de airear que la financiación para el quinto rascacielos de la zona norte del Paseo de la Castellana ya está lista. El proyecto dependería ahora, de otros factores, entre los que podría estar la sentencia final de Carmena y su equipo de Ahora Madrid. El fondo suizo Corestate es el que ha suscrito un acuerdo para la inyección de hasta 240 millones de euros para desarrollar la torre.

En virtud de este acuerdo, la corporación madrileña y el inversor institucional suizo han constituido una sociedad conjunta: Ibérico Corestate. “Hemos estudiado de cerca el mercado inmobiliario español y hemos decidido que ahora es el momento adecuado para entrar”, ha señalado en un comunicado el fundador del fondo helvético, Ralph Winter. Un pacto que llega cinco meses después de que Grupo Villar Mir se adjudicase la parcela de terreno para la construcción del edificio que promete convertirse tan pronto como se inaugure en un nuevo emblema de la transformación urbanística de Madrid.

Desde Villar Mir se aseguraron la consecución del proyecto al asumir un canon anual de cuatro millones de euros durante 75 años para las arcas del Ayuntamiento de la capital. No solo los prometidos ingresos de 300 millones de euros cuando era aún alcaldesa la popular Ana Botella, sino también el uso de algunas plantas de la torre para servicios de proximidad, como un hospital, áreas de docencia y un centro de convenciones ayudaron al empresario y presidente de OHL a sumar puntos.

La llegada de los suizos al proyecto se ha confirmado en plena reestructuración de capitales de OHL, a las puertas de una macroampliación de capital que Villar Mir ha prometido asumir en cuantía suficiente como para asegurarse un 50% de la compañía. Además, recientemente se han cerrado ventas de participación en Inmobiliaria Colonial y en Abertis con las que ha conseguido sanear su cartera el referido grupo constructor, que tiene su sede en otra de las torres del complejo de Castellana a la que ha colgado el cartel de ‘se vende’.

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