Durante la sesión de control al Gobierno, la vicepresidenta primera María Teresa Fernández de la Vega, ha afirmado que el PP se está transformando hacia la “izquierda extrema”, lo que le está llevando a “abrazar el marxismo-leninismo”.
A su vez, la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, ha acusado al Gobierno de “despotismo”y ha asegurado que el Ejecutivo quiere “gobernar a costa de los españoles pero sin los españoles”. Así las dos formaciónes políticas se acusan de contradecir sus principios: el PP pasa a ser el partido de los trabajadores, como afirmó recientemente su secretaria de Organización, María Dolores de Cospedal, y el PSOE, con la dura reforma laboral, deja de ser el protector de las clases más desfavorecidas.
Esta confusión de ideologías ha creado una gran tensión en el Congreso que ha desembocado en el enfado de la ‘número dos’ del Gobierno. De la Vega ha tachado a los populares de “oportunistas” cuya única intención es “rebañar el plato electoral” y ha finalizado con la siguiente frase: “qué pena, qué tristeza, qué papelón!”
