La búsqueda de los democristianos por encontrar un nuevo líder, tras la muerte de Antonio Fontán, continúa. Tienen dos alternativas: mantenerse integrados en el PP o acercarse al PSOE a través de José Bono. Lo único claro hasta ahora es que no están contentos con determinados comportamientos de dirigentes del PP, demasiado comprometidos con la derecha más radical. Es el caso de Jaime Mayor Oreja. Este descontento ya se escenificó en el Parlamento Europeo, cuando los democristianos se desmarcaron y votaron en contra del “permiso único” de residencia para inmigrantes legales no comunitarios por no garantizar la igualdad de trato.
Para evitar la ruptura total con ese sector, el PP ha encargado al diputado Eugenio Nasarre, democristiano también, que medie con ellos. El resultado podría ser la ‘jubilación’ de Mayor Oreja en las próximas elecciones europeas, dentro de dos años.
Paralelamente, en los sectores católicos comienza a haber movimientos para desmarcarse de posturas radicales que no gustan al Vaticano. El último ejemplo fueron las elecciones a la Presidencia de la Asociación Católica de Propagandistas, que gestionan la Universidad San Pablo CEU el pasado mes de noviembre. La votación acabó en un empate entre Alfredo Dagnino, actual presidente, y un desconocido candidato, Carlos Romero.
En los círculos católicos se señala a Romero como un aspirante que cuenta con el respaldo del Papa, que no vería con buenos ojos la continuidad de Dagnino, tras sus ‘coqueteos’ con medios de corte radical como Intereconomía. El Grupo de Julio Ariza no cuenta con las simpatías del Pontífice, especialmente por algunos de sus colaboradores.
