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El Club de la Triple A de Merkel y Sarkozy insiste en proponer una ampliación del fondo de rescate costeada por Bélgica, Italia y España

Los países con calificación triple A de la zona del euro (Alemania, Francia, Austria, Holanda, Luxemburgo y Finlandia) propondrán a finales de marzo que los países con una calificación de solvencia menor ‘costeen’ la ampliación del fondo de rescate europeo (EFSF, por sus siglas en inglés), según han confirmado a EL BOLETÍN fuentes cercanas a estas negociaciones.

Según estas fuentes, los países con la máxima calificación de solvencia no tienen la obligación ni la necesidad de poner más dinero para avalar el Fondo y que este mantenga la triple A. “Un país triple A, con su mero compromiso, ya permite al mecanismo de rescate operar con esa nota; porque es un triple A avalando un mecanismo triple A”. Es decir, que si el fondo pretende emitir 5.000 millones de euros, como sucedió ayer, con la garantía de uno o varios países triple A no se necesitan reservas adicionales para mantener la nota. “El problema reside en que de toda la zona del euro sólo seis países son triple A, y por lo tanto cada emisión del fondo requiere dinero adicional debido a la peor calificación que tienen los demás países que componen la divisa única”, explican estas fuentes.

Por ese motivo el EFSF que cuenta con 440.000 millones de euros de presupuesto, perdería su triple A si presta más de 250.000 millones. Por eso para ampliar en 190.000 millones la capacidad de préstamo del fondo, países como España, Italia o Grecia, que ya perdieron en el pasado la nota máxima, deberán aportar garantías adicionales al mecanismo de rescate en forma de depósitos.

Desde Berlín, un portavoz del ministerio de Finanzas no ha confirmado ni desmentido esta información, pero sí ha explicado a este diario que Alemania está a favor de aumentar el fondo de rescate hasta que los 440.000 millones de euros sean completamente utilizables. Pero a cambio exige que esa negociación “vaya acompañada de nuevas medidas fiscales por parte de los países más castigados por su déficit”.

Sin embargo, quizá, no todas las autoridades económicas francesas estén completamente de acuerdo con esta idea. El presidente del Banco de Francia y también consejero del BCE, Christian Noyer, ha contestado a la propuesta de Alemania de aplazar hasta marzo la ampliación del EFSF y ha exigido que ésta realice inmediatamente y también se flexibilicen los requisitos para acceder a las ayudas. El consejero galo se posiciona así en contra de Axel Weber, su homónimo alemán, que además aspira a ocupar la presidencia de la institución una vez se retire Jean-Claude Trichet.

Noyer, que comparte el mismo discurso que Trichet, ha avisado que si no se escuchan estas peticiones, la zona del euro corre el riesgo de volver a sufrir una cadena de rescates financieros como la acontecida en 2010, que afectó a Grecia e Irlanda. En teoría, el EFSF debería evitar esto, pero cuenta, según los expertos del FMI y del propio BCE, con fondos insuficientes para afrontar supuestas complicaciones en España o en Italia.

Weber, representante de la canciller alemana, Angela Merkel, en el consejo del BCE, se muestra contrario a esta medida. La postura germana desde el comienzo de la crisis siempre ha buscado la suspensión de estímulos económicos y endurecer la política monetaria de la región.

Además, en declaraciones al diario The Wall Street Journal, Noyer ha explicado que, en su opinión, la inflación no va a perdurar y que, de momento, no se plantea una subida de tipos de interés.

La confrontación que parecen escenificar a través del BCE Francia y Alemania parece más evidente a cada día que pasa. Aunque Weber será, casi seguro, el sucesor de Trichet debido al acuerdo firmado para asegurar la alternancia de poder, Noyer parece querer manifestar, según opinan los expertos, que el Banco de Francia ejercerá, durante el mandato del consejero teutón, de contrapoder interno.

En este contexto de enfrentamiento, el multimillonario y gurú financiero George Soros, mundialmente conocido tras lograr quebrar el Banco de Inglaterra en 1992, ha declarado desde Davos, en donde atiende al encuentro del Foro Económico Mundial, que la zona del euro corre serio peligro de desintegración

En una entrevista concedida a la cadena CNBC, Soros ha dicho que “mientras la crisis de deuda europea se trata de resolver” mediante una mayor cooperación en material fiscal, las consecuencias políticas de la misma pueden ser determinantes para romper la unión monetaria.

“Ahora existen dos Europas, las que tienen y las que no tienen, y por tanto en la región se darán dos crecimientos económicos diferentes que convertirán la convivencia financiera en algo insostenible, por lo tanto hay un peligro real de que la moneda común conlleve un descontento político en la Unión Europea, y éste puede incluso llegar a derivar en la desintegración del euro”, advirtió el reputado inversor.

Además, Soros ha criticado los rescates financieros que recibieron Atenas y Dublín porque no suponen una reducción de la deuda en ninguna de las dos economías.

Según el magnate húngaro, los votantes irlandeses quieren que la deuda de las entidades de su país sufra una reestructuración, lo que supondría un problema para la banca alemana, británica y francesa, que son los mayores tenedores de bonos de estas instituciones.

El millonario ha contestado así a Wolfgang Schaeuble, el ministro de Finanzas germano, que ha asegurado durante una conferencia celebrada en una universidad de Berlín que no se puede hablar de un euro débil cuando la moneda única cotiza en torno a los 1,35 dólares.

Schaeuble afirmó ante su auditorio que el euro ha transmitido “estabilidad de precios”, continuando así la “tradición del marco alemán”. En referencia a la crisis de deuda, el ministro aclaró que “estamos encarando una crisis de Estado en algunos países, no una crisis de divisa”.

En un clima político adverso para los democristianos (CDU) de la canciller alemana, Angela Merkel, el ministro explicó que el fuerte crecimiento alemán de 2010 no hubiese sido posible sin el euro, ya que casi dos tercios de las exportaciones del país van a parar a sus socios.

La CDU se enfrenta a siete elecciones regionales este año, a las que llegará con una popularidad bajo mínimos debido a la animadversión que han generado entre la población alemana los rescates financieros de otros países de la zona del euro.

El asesor financiero de la canciller también responde así a los expertos que, como George Soros, han vaticinado el final de la moneda única a raíz de la crisis de deuda que asola la zona del euro.

En este clima de nueva incertidumbre, con opiniones enfrentadas, ha trascendido la sorpresa de la rebaja del rating de Japón desde AA hasta AA- comunicada por la agencia de calificación Standard & Poor’s (S&P).

Algunos expertos consultados por este periódico no han rechazado la posibilidad de que esta decisión se haya visto condicionada por la subasta de eurobonos realizada ayer por el EFSF, y en la que Tokio adquirió el 20% de los 5.000 millones de euros emitidos.

En los correos electrónicos de varios fondos de inversión, los que más negocio han hecho con la crisis de deuda europea, aparecía esta mañana la noticia. Con sorpresa y celeridad no han dudado en remitirse estas nuevas de unos a otros, según ha podido saber este periódico.

Su entusiasmo no es infundado, ya que la decisión de S&P puede suponer la anulación de un apoyo vital para la zona del euro, que busca desesperadamente recuperar la confianza de los mercados gracias a compradores institucionales como Japón, China o Rusia.

En las últimas semanas estos tres países, así como el propio Banco Central Europeo (BCE), han anunciado que adquirirán deuda del EFSF y también de varios países de la región que atraviesan en estos momentos dificultades relacionadas con la confianza, como España.

Tras esta declaración de intenciones –que ayer hizo efectiva Japón acudiendo a la subasta del Fondo- una relativa tranquilidad volvió a adueñarse de los mercados de deuda, evitando así un rescate financiero para Portugal, que la mayoría de los analistas fijaron para el principio del año.

En este contexto, la decisión de S&P ha sido vista como una concesión a los especuladores, que sin estos apoyos institucionales podrían volver a sembrar el pánico en los mercados.

Sin embargo, desde la agencia de rating han negado, en declaraciones a este medio, que la rebaja de la nota se haya visto impulsada en modo alguno por la emisión del EFSF. “La perspectiva de la agencia sobre Japón ya era negativa desde hacía tiempo, y la compra de ayer no ha sido ningún factor sustancial a la hora de tomar la decisión”, ha explicado un portavoz desde la oficina londinense de la calificadora.

Según se traduce del comunicado oficial hecho público por S&P, Japón va a seguir registrando unas cifras de déficit público altas sin haber establecido una “estrategia coherente” para afrontar este problema.

Por su parte, el Gobierno nipón ha lamentado esta conclusión y el ministro de Economía del país, Kaoru Yosano, ha afirmado en declaraciones recogidas por Dow Jones que la agencia de rating no aprecia los pasos llevados a cabo para introducir la reforma fiscal.

La otra gran calificadora estadounidense, Moody’s –cuyo mayor accionista es el magnate Warren Buffet-, ha advertido hoy a las autoridades japonesas de que les esperan meses duros.

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