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La delegada del Gobierno en Madrid denuncia un linchamiento político

La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, cree que es víctima de un linchamiento por haber presentado una enmienda para que el PP elimine de sus estatutos la referencia al cristianismo. Aunque no ha acusado directamente a ningún miembro de su partido, dice sentirse ‘asustada’ por la polémica que ha suscitado entre las filas populares esta cuestión.

Cifuentes considera que estos últimos días se ha producido “una especie de linchamiento absoluto” contra su persona por haber propuesto que en el Congreso del PP se elimine la palabra ‘cristianismo’ de la definición ideológica del partido. Así lo ha asegurado en una entrevista en esRadio, donde ha indicado también que la polémica suscitada por esta enmienda, que ha presentado a título personal junto al presidente del Pleno del Ayuntamiento de Madrid, Ángel Garrido, lo ha “sorprendido” enormemente.

En este sentido, la delegada del Gobierno en la capital cree que a este asunto “se le ha dado una importancia completamente desmesurada” y que se ha “malinterpretado” y “sacado de contexto” hasta el punto de que no se reconoce en algunas de las cosas que se han dicho sobre ella.

Cristina Cifuentes no ha señalado a ningún miembro del PP al hacer estas declaraciones, aunque no son pocos los que se han alzado contra esta propuesta. Precisamente ayer el secretario general de los populares madrileños, Ignacio González, volvía a insistir en que la enmienda de la delegada del Gobierno no representaba la posición del PP de Madrid, al que Cifuentes pertenece, y aseguró que se trataba de una propuesta realizada por “a título personal”.

No obstante, no ha sido el único que ha criticado la propuesta de la delegada del Gobierno. El presidente del PP andaluz, Javier Arenas, también se mostró ayer contrario a aceptar la enmienda al cristianismo. Según indicó en una entrevista en el Canal 24 horas de RTVE, “la mayoría” del partido se encuentra “cómoda” con esta referencia en los estatutos.

Arenas tiene “la impresión” de que esa discusión no está extendida en el partido, ni en las bases, y asegura que existe un “consenso básico” a la hora de definir al PP como un partido profundamente ligado al cristianismo.

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