La esperada declaración de Alberto López Viejo, antiguo consejero de Deportes y mano derecha de Esperanza Aguirre, ante los jueces que instruyen el ‘caso Gürtel mantiene en vilo a Ignacio González y sus partidarios en el PP madrileño que, más que temer a la oposición, temen el impacto que la reactivación judicial de este asunto puede tener en sus filas.
No es el único asunto aún vivo en los tribunales que puede complicarle la vida al flamante presidente de la Comunidad de Madrid quien también se enfrenta al avance del viejo caso del espionaje a Prada y Manuel Cobo, en el que podría estar implicado, Francisco Granados, un viejo enemigo, que espera que se le presente una ocasión para volver triunfante al escenario, según explican algunos militantes de partido conservador que no pueden sostener sus cotilleos con prueba alguna.
De momento, el PSM ha lanzado a José Quintana como ariete en la campaña de acoso a González puesta en marcha para aprovechar las posibles sorpresas que pueden producirse en la declaración de López Viejo. Una batalla a la que también se ha unido el actual presidente del partido, el ex alcalde de Madrid Juan Barranco.
Ambos han salido a la palestra para reforzar a un Tomás Gómez debilitado por su viejo pacto con Ignacio González para tomar el control de Caja Madrid y muy poco querido en Férraz, donde a la vez se pretende recuperar votos en Madrid, pero sin que el protagonismo recaiga en el viejo rival de Rubalcaba.
