Caso Gürtel

Gómez de Liaño se mofa de los que piden el indulto de Garzón

Baltasar Garzón, exjuez de la Audiencia Nacional

El abogado de Luis Bárcenas escribe en El Mundo un manifiesto a favor del indulto del exjuez de la Audiencia Nacional plagado de ironía y sátira. Javier Gómez de Liaño se mofa desde las páginas de El Mundo de aquellos que en las últimas semanas reclaman al Gobierno que indulte a Baltasar Garzón, inhabilitado para el cargo de juez o magistrado durante 11 años por un delito de prevaricación. Y lo hace con un peculiar manifiesto plagado de sátira que ha decidido elaborar ante la petición de un “grupo de gente respetable” para que “redacte un documente en el reunir un buen puñado de firmas con el plausible propósito” de que Mariano Rajoy indulte a Garzón.

Bajo el título de ‘Manifiesto a favor de una gracia’, el abogado de Luis Bárcenas destaca que “hace muchos años me propuso no firmar manifiestos ni proclamas a favor o en contra de nada ni de nadie”. Una regla que ha decidido romper tras la mencionada solicitud para que hiciera un manifiesto a favor del exjuez de la Audiencia Nacional. Eso sí, ha realizado este documento a su manera.

Tras recordar los motivos por los que se inhabilitó a Garzón por un plazo de 11 años -“autor de un delito de prevaricación y contra las garantías constitucionales”-, Gómez de Liaño saca su ‘vena burlesca’ y señala en este manifiesto que los firmantes “admitidos” que los comportamientos del exjuez “están regular, tirando a mal”.

“Pero también”, continúa, “hay que comprender que de las cuatro virtudes cardinales, la prudencia y la humildad nunca caracterizaron al señor Garzón lo suficiente para evitarle ciertos inconvenientes y que es una pena que precisamente, por eso, por desconocer el límite de su propia estima cayese en el vértigo que le llevó a aplicar la ley de manera tan primaria como probablemente lo hiciera”.

Por ello, “todos los hombres y mujeres de buena voluntad queremos deciros que Baltasar Garzón no es tan malo como algunos piensan que es y el Tribunal Supremo afirma que lo es, aunque ni a los primeros ni a los segundos les falten motivos para pensarlo”.

Y es que, según expone Gómez de Liaño en este peculiar manifiesto, “los mismos cueros tienen todos los jueces al ingresar en la carrera y sin embargo, cuando van cogiendo trienios, el ritmo del escalafón se complace en variarles como si fuesen de cera y en destinarlos por sendas diferentes”. “Hay jueces a quienes el azar les lleva por el camino de las flores, y jueces a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas”, destaca.

Tras esto, poco más se puede decir, “salvo proclamar que esta declaración es una súplica de clemencia” por parte de unos firmantes que, entre otros, “noche tras noche permanecen en vela rogando al cielo que les ayude a conseguir que la justicia amortigüe el dolor del señor Garzón. Por favor, hagamos todo lo que esté a nuestro alcance, que es mucho, para remediar la desgracia”.

Incluso, para ahondar en la necesidad de este indulto, Gómez de Liaño recurre a unos curiosos réditos electorales para el PP. De conceder esta ‘medida de gracia’, “tengan por seguro que serán muchos los ciudadanos que habrán de celebrarlo y que en su día, mediante el voto, premiarán a don Mariano Rajoy por haber resultado ser persona de espíritu elevado sabedor de que aplicar la misericordia al señor Garzón, lejos de lo que pueda pensarse, reforzará la autoridad moral del Estado y acrecentará la confianza de un pueblo en la Justicia”.

Junto al mencionado “proyecto de manifiesto”, tal y como lo tacha al final el mencionado abogado y juez en excedencia, este último ruega “que no vean en este texto razones estrictamente jurídicas y comprueben que tampoco echo mano de motivaciones políticas”.

En su opinión, “el argumento que ofrezco para que se pueda indultar a Baltasar Garzón es sentimental, que no lastimero, sin llegar, desde luego, a ilusiones humedecidas con lágrimas de amante frustrado. Lo que les mando es lo que pienso. Piénselo ahora ustedes y obren con arreglo a su sabio entender y prudente querer”.

Antes de terminar este texto, que publica en las páginas del diario de Casimiro García-Abadillo, se despide con un consejo: “no hagan caso a los clementes a la violeta, a los moralizadores de impúdicos gabanes, a los progresistas de salón, a los profetas de la ira de Dios y a los apóstoles de soluciones mágicas que, en buena ley e inteligente norma, hace tiempo que deberían estar prohibidos por decreto”.

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