Opinión

Las cuentas

La matemática dice que para que las sumas salgan correctas las cuentas deben estar bien resueltas, es decir que los decimales deben quedar a un lado y las centenas ejercer su oficio de sargentos de la numerología, por detrás de los generales que son los millones y de los coroneles que son las unidades de millar. Todo en el álgebra guarda su equilibrio.

Unas «cuentas» parecidas son las que tapan el cuerpo de Elsa Pataki en la última edición de la revista «Elle» en la que aparece desnuda pero cubierta por cristalitos de Swarovski colocados «divinamente» de tal manera que la desnudez es arte aunque un poco cursi. Hubiera sido igual de cursi cubrirla con discos de Georgie Dann pero el punto Swarovski le da la distinción de una vidriera de iglesia sesentera. Es más natural un desnudo zen de Pataki sin necesidad de llegar al espanto del cristalito que, además, de ser poco natural debe ser costoso de quitar después. Pero ahí está ella, como un mosaico multicolor, bodegón carnal de objetos de caza mayor. Los productores de la idea dicen que tardaron seis horas en realizar el posado de los cristalitos sobre su piel.
Si Rubalcaba apareciera en el Congreso decorado por Swarovski la oposición le tiraría piedras hasta hacer saltar las vidrieras. Sería un ministro desconchado.

Debería controlar Bono para que sus señorías no entren con tirachinas en el hemiciclo, un día se van a dar y se van a hacer daño. No haría mal el presidente en colocar un cartel de «frágil» junto al extintor del pasillo.

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