El líder de los socialistas intenta calmar a los militantes de toda la vida mediante la reincorporación de viejas caras del Gobierno de Zapatero. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, está rescatando algunas de las ‘viejas glorias’ del partido y les está dando puestos de responsabilidad. Este es el caso del que fuera ministro de Educación con Zapatero, Ángel Gabilondo y el exministro socialista de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla. Ambos han sido llamados de nuevo a filas para asesorar al actual líder de la oposición a redactar el programa electoral con el que concurrir a las elecciones generales.
“Ellos sabrán”, ha dicho mi jefe a este respecto cuando le he preguntado si es que los resultados de la pasada cita con las urnas pedían la reincorporación de viejas caras.
Evidentemente, mi jefe me ha dicho que no, que los votantes demandan el cambio y la renovación, y esto no se puede conseguir con el mismo capital humano. Sin embargo, también me ha explicado que a los militantes de toda la vida del partido había que calmarles de alguna manera.
Para ellos, Sánchez no tiene todo bajo control, y la vuelta de personas como Gabilondo o Sevilla da una imagen externa de que la dirección del partido tiene las riendas bien sujetas.
“No me parece demasiado hábil”, ha concluido mi jefe con tono despreocupado y haciendo que deje de dar vueltas a los inexplicables tejemanejes de los políticos que aún no alcanzo a comprender.
