Opinión

SIN CARA DE MALA LECHE

Los españoles estamos dejando de parecerlo. Se decía antes que éramos bajitos, con bigote y cara de mala leche mayormente por follar poco. Pues, ya no, oiga. Bajitos, cada vez menos. Los viejos, porque lo que es los jóvenes, se espigan tanto o más que los suecos. Por eso vemos como surgen cada día nuevas estrellas del baloncesto. Lo del bigote, pues yo creo que tampoco. Quedan algunos de corte fascistillo en la tercera edad y alguno más de aire demodé, mayormente el de José María Aznar, que se ve que no quiere modernizar el rostro, sólo la melena, no vaya a ser que por mimetismo se le actualicen también las alcanforadas ideas. Finalmente lo de hacer poco el amor, pues mire, más de lo mismo. Sobre todo si hacemos caso a una encuesta del Ministerio de Sanidad que refleja que los españoles practicamos el sexo bastante, desde bastante pronto y hasta bastante tarde, y además – lo que más sorprende hartos como estamos de oír quejas al respecto –, con bastante éxito en los resultados. Nada menos que el ochenta y tantos por ciento de los ciudadanos, hombres y mujeres, se sienten satisfechos o muy satisfechos de su vida sexual. Las mujeres un pelín menos, habrá que averiguar por qué, pero también por encima del ochenta. Es mucho, tú. ¿Será tal vez que los encuestadores llamaron a la puerta al día siguiente o tal vez después de siesta con viagra? Apenas queda un veinte por ciento de insatisfechos a repartirse entre célibes oficiales, castos de compromiso, militantes proclives al gatillazo e inadaptados a su condición sexual, y me parecen muy pocos. Pero fin, no soy quien para dudar de las afirmaciones y satisfacciones de los encuestados. Cada cual sabe cómo tiene el cuerpo trabajado y no veo razones para que a estas alturas nadie lo tergiverse. Para lo que si veo razones, por supuesto, es para alegrar los rostros y transmutar gestos hostiles en sonrisas; andar por ahí exhibiendo cara de mala leche con tan escasas razones para justificarla me parece un derroche.

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