Opinión

El descontrol

Una vez que Zapatero se «ha marchado» para dedicarse a la cuestión europea es José Blanco el presidente en funciones. Blanco sirve igual para una nevada, que para unas críticas, que para unas declaraciones con corbata o de fin de semana. Uno llama al Gobierno y siempre descuelga José Blanco igual que antes respondía siempre Bono.

Blanco es capaz de coordinar una nevada y hasta de llevarse bien con Esperanza Aguirre que era la vieja enemiga que tenía Magdalena Álvarez. Más que un ministro es un milagro. Ahora se dispone a liderar la cruzada contra los controladores aéreos a los que responsabiliza de grandes males; no saben los controladores a quién se enfrentan. Blanco es capaz de poner en marcha el sistema «aterriza por ti mismo» que consiste en señales con un pañuelo que transmiten los familiares de los pasajeros a pie de pista, de tal manera que el piloto se guiará por los trapos blancos y, en caso de niebla, aterrizará de oído. Si Beethoven era sordo y pudo componer la Novena Sinfonía con mayor motivo cree el ministro que los pilotos pueden tomar tierra sin necesidad de controladores.

Nunca mejor dicho: torres más altas han caído y eso que Blanco no es Isabel La Católica pero si hay que desmochar se hace con naturalidad. Por un lado se destruirá empleo, el de unos pocos, y por otro reactivará un cuerpo de asalta torreones que llevaban siglos en paro, quizá desde los romanos. Los asalta torreones actuarán empujando un madero con la cabeza del ministro en la punta y a base de empellones lograrán derribar la resistencia de los controladores aéreos.

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