Ni un solo cambio en la actitud. Los banqueros estadounidenses, y quizá también algunos de otras nacionalidades, siguen empeñados en recuperar los beneficios máximos como fórmula de recuperar la independencia y volver a cobrar los mismos sueldos que solían antes del estallido de la crisis. No sienten, o eso piensan muchos prestigiosos columnistas, ninguna responsabilidad por lo sucedido, ni por las secuelas de una situación que mantiene en el paro a un porcentaje récord de la población del país que no tiene posibilidades de mejorar su situación.
Pero, como alguno de los presidentes, de estas entidades ha recordado rápido, ni ahora, ni antes, los ejecutivos o los gestores de tomaron determinación alguna que incurriera en ilegalidades. De hecho, siempre cumplieron respetuosamente con todo lo legislado, regulado y hasta con las recomendaciones emitidas, que no eran de cumplimiento obligatorio. El problema actual es que como respuesta a la situación los políticos realizan reiteradamente anuncios de nuevas reglas que ni siquiera han pasado el trámite parlamentario. Y pasa lo que pasa.
