Opinión

Decían los antiguos pedagogos que la “letra con sangre entra

Decían los antiguos pedagogos que la “letra con sangre entra”, pero creo que estarán ustedes conmigo en que hay veces que el castigo no es proporcional a la falta. Y es que leo en Internet que una niña latina de 12 años fue sacada esposada de su escuela y llevada a una comisaría durante algunas horas sólo por haber escrito en su pupitre. La pequeña, que debe tener un trauma de no te menees, cometió el terrible delito de escribir en la mesa de su colegio, situado en el condado de Queens (Nueva York, EEUU), unos terribles eslóganes del tipo: “Quiero a mis amigas Abby y Faith. Lex estuvo aquí. 2/1/10”, junto a un dibujo de una carita feliz. Además, su fechoría, con tinta lavable, le ha costado ocho horas de trabajo comunitario, su expulsión temporal del cole y escribir una redacción de lo que aprendió de la experiencia. Me pregunto ¿dónde han quedado castigos tradicionales como escribir mil veces “no ensuciaré el mobiliario del colegio”, quedarse sin recreo, aunque sea hasta llegar a la Universidad, limpiar el pupitre garabateado o, si me apuras, toda la clase. Visto como se las gastan en USA se me ocurren nuevas formas de castigar tamaño crimen: un latigazo por cada letra escrita, o la lapidación con tizas en el patio. Otro caso no de brutalidad policial, pero casi, sucedió en Costa Rica donde unos agentes interrumpieron un funeral y se llevaron al difunto. El suceso se debió a un error de los médicos que entregaron el cadáver a los familiares sin que se le hiciera la autopsia, pero hay formas y formas de hacer las cosas- ¿O no?

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