Opinión

El descanso eterno de las mascotas

Proporcionarles paz y descanso eterno a las mascotas sale por un ojo de la cara, pero cada vez son más humanos que se lo permiten. Es cuestión de rascarse los bolsillos, de rebañar los últimos euros de la chequera y encontrarles un trozo de suelo en el cementerio de los animales: de los animales con dueños pudientes y sentimientos de cariño al margen de la condición de la especie, claro. Hay muchos cementerios de animales domésticos por el mundo adelante y no faltan nostálgicos que les improvisan tumbas de mármol en los jardines de sus residencias. Algunas veces las mascotas reciben más atenciones en sus duelos que los propios deudos de sus propietarios. La vida es perra, pero para los perros a veces lo suele ser menos que para los paisanos. En Arganda del Rey hay un cementerio de mascotas con un cuarto de siglo largo de existencia. Es un negocio que no parece afectado por la crisis entre otras razones porque los animales se siguen muriendo y quienes pueden permitirse sepultarlos con honores de memoria familiar no tienen problemas de liquidez. Enterrar a un perro como los sentimientos de sus devotos mandan sale por cinco mil euros del ala, un pastón a la vista de cómo están las cosas. Hay muchos parados o muchos pensionistas que nos los cobran en un año. Pero, ya digo, así es la vida de cruda y de incongruente. En el cementerio de Arganda yacen ya más de cuatro mil animales, perros en su mayoría aunque no sólo: también hay gatos de todas las razas y colores, algún que otro mono, cobayas y serpientes que confiemos no resuciten al tercer día y salgan reptando por el pueblo para mayor susto de los vecinos. Los propietarios del cementerio están convencidos de que han hecho una buena obra transformando un pinar en lugar de enterramiento para animales. Ellos seguramente hacen un negocio saneadillo, los dueños de los animales se quedan la mar de tranquilos con sus sentimientos y de paso, se evita el mal olor de los animales muertos arrojados a la basura, a las cunetas y a las cárcavas.

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