Opinión

El euro y la política alemana de puertas abiertas

La puesta a punto de una divisa común para varios Estados necesita, casi por definición, el acompañamiento de unas políticas fiscales homogéneas en los países que la comparten. Y es esa carencia que se ha registrado desde el punto de partida la que, gracias al añadido de la crisis, convierte el escenario en una fiesta constante para los fondos de alto riesgo. Y justo ahí es donde habría que actuar y rápido para alejar cualquier sombra de duda sobre la viabilidad del proyecto.

No sólo por eso, también porque es necesario cerrar el hueco abierto en el sistema por el que los gestores de ‘hedge funds’ han encontrado el pasillo perfecto para realizar sus propósitos sin casi despeinarse. No se trata de mostrarse renuente a rescatar a Grecia, como hace Alemania, sobre la base de que los mercados tienen que recibir el mensaje de que las operaciones de salvamento tienen un coste tan elevado que los socios del euro harán lo posible para no necesitarlas. Tampoco de sumergirse en una depresión retroactiva y pensar que el error se cometió al osar embarcarse en la constitución de una moneda única a la que algunos países, como podría ser España, se adhirieron demasiado pronto. Es hora de actuar. Sin más retrasos.

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