Opinión

La noche de Neptuno

Dicen en el olimpo que no debemos darle estas noches a Neptuno porque le sube la tensión y cualquier día va a tener un disgusto, menos mal que sólo pasa cada mucho tiempo. Curiosa esta ciudad que no tiene playa pero que reza a un Dios del mar.

Los de Neptuno han tenido una noche en vela pero divertida, menos agradable lo han pasado los seguidores que se quedaron tirados en el aeropuerto de Hamburgo, y con ellos la comitiva oficial encabezada por Esperanza Aguirre y la delegada del Gobierno en Madrid, Amparo Valcarce. Y dicen que tirados es literal puesto que las autoridades han tenido que descansar como han podido, si por descanso se entiende el espacio que queda entre el suelo y la pared. Y, esta vez, no se le podía echar la culpa a Magdalena Álvarez de semejante caos.

A primera hora de esta mañana aún permanecían aficionados colchoneros en el aeropuerto de Hamburgo a la espera de un avión que ni siquiera aparecía anunciado en las pantallas. A efectos de comunicación el segundo aeropuerto de Alemania parece la estación de autobús de Minglanilla. Un desastre en el país de la todopoderosa Angela Merkel a la que se le va la fuerza en iras griegas, (por lo tanto quizá sea la venganza de Neptuno por no ayudar a sus compatriotas).

Ser colchonero siempre fue un oficio de alto riesgo, cuando no son derrotas son descensos, y ahora retrasos. Seguir al «pupas» lleva a ser tan pupas como él. Gallardón fue más listo y se quedó en Madrid, por merengue y previsor.

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