En la madrugada del 9 de mayo, día de Europa y 60 Aniversario de la ‘Declaración Schuman’ que supuso el impulso inicial a la creación de la UE, los responsables de Finanzas de la Eurozona, decidieron poner en marcha un mecanismo de asistencia financiera y defensa de la moneda única dotado con 750.000 millones de euros, el más voluminoso de la historia, al menos en términos absolutos. Poco después se supo que el BCE va a comprar toda la deuda soberana que haga falta para bloquear la labor de los especuladores, ese colectivo bajo sospecha.
Pero quizá habría que sospechar más bien de unos políticos siempre incapaces de enfrentarse a los poderes, concretos y con nombre y apellidos que se esconden tras el socorrido genérico ‘mercados financieros’. Tanto los mercados financieros como los especuladores cumplen el papel que les fue asignado. Otra cuestión es que su trabajo pueda resultar, insolidario para la sociedad. Pero ellos actúan en función de la lógica que les permite ganar dinero y es a los poderes públicos a quienes toca proteger a los ciudadanos de las repercusiones negativas.
