Hace unas cuantas semanas ya que varios analistas financieros que trabajan en el mundo académico, e incluso algún prominente banquero español, han puesto de manifiesto que uno de los grandes problemas del euro es la excesiva asimetría entre el entramado fiscal que ‘defiende’ a la moneda única y el que sustenta, por ejemplo, al dólar estadounidense. En el primer caso, el respaldo se limita a una cantidad que sólo ronda el 1% del PIB de la zona del euro y en el segundo hablamos de un volumen casi equivalente al 25% de la capacidad de generación de riqueza de EEUU.
Eso explicaría, sin ir más lejos, que aunque haya estados del país norteamericano en quiebra técnica, como California, un gigante si se compara con Grecia por volumen de PIB, nadie tenga la sensación de que esos problemas de gran magnitud vayan a debilitar al dólar. Ni tampoco se planteen problemas relacionados con la cohesión o las rupturas de mercado. En EEUU, el presupuesto federal corre con las cuentas de los servicios públicos comunes. Hay un grado de autonomía política muy superior al permitido desde el punto económico en los aspectos básicos.
